El bambú es una planta de origen tropical, aunque existen variedades capaces de aguantar hasta los 25 grados bajo cero, como la Chusquea Aristata, que crece en los Andes. Existen dos tipos de especies que tienen un crecimiento máximo de uno a seis metros tras un año y con máximo de diez, tras lo cual deja de crecer, dicha especie es la monopodial. Por otro lado la variación sympodial tiene un crecimiento también horizontal, pero dispone de un esquema radial por el cual cada bulbo genera otros tres como máximo y que dispone de un sistema de raíces que se pueden interconectar con otras plantas de la misma especie y que finalmente puede establecer hasta una extensión de 187.000 kilómetros por hectárea; este sistema permite así mismo prevenir que el suelo se erosione en zonas especialmente sensibles, tales como riberas fluviales.
Los brotes de bambú tienen un desarrollo desde el rizoma, que puede permanecer oculto durante años hasta que terminan surgiendo a gran velocidad, ya que en un mes pueden tener su altura máxima, siendo condicionado el crecimiento en base a según las condiciones, propiciando así un crecimiento hasta los 40 metros de altura con un diámetro máximo de 12 centímetros, siendo la planta de mayor crecimiento en menor tiempo llegando a romper el récord de hasta 120 centímetros por día, aunque su crecimiento habitual es de 20 centímetros/día. Por otra parte el bambú es un material que permite una sostenibilidad dado que no es necesario replantar de nuevo tras su corte, puesto que este vuelve a emerger y a crecer desde el rizoma.