Alí Pashá de Yánina (1744-1822). Pachá turco de Janina nacido en Tepelenë, un pueblo de Albania al pie de las montañas de Klissura, apodado el León de Janina, quien dominó Albania y la mayoría de Grecia durante el período napoleónico.
Hijo de una importante familia albanesa de ascendencia turca, vivó su juventud como criminal, actividad común en Albania, durante ese período. Su padre, un hombre de carácter moderado y tranquilo, fue asesinado por invasores tribales que tomaron su tierra. En aquel momento Ali tenía 14 años. Su madre, Khamko, una mujer de carácter extraordinario, lo educó de modo que adquiriera un temperamento violento e indomable, con una visión vengativa y buscando la recuperación de la propiedad perdida.
Hábil e inteligente estudiante escondido entre las montañas de Epiro, norte de Grecia se convirtió en un líder. Reclamó de Tepelenë y se vengó de sus enemigos, derrotando y matando al pasha rebelde de Scutari y también mató a Selim, pachá de Delvinon. Así recuperó todo el territorio del padre y fue designado para combatir a otros ladrones, lo que le dio la oportunidad de enriquecerse con la posesión de los saqueos de los ladrones.
Apoyó a Constantinopla (1787) en la guerra con Rusia y fue recompensada siendo hecho pachá de Trikala, en Thessaly y el gobernador de la provincia otomana de Rumelia, que incluye a Albania, Macedonia y Tracia. Decidido a crear su propio estado autónomo bajo sus propias reglas, adoptó una política para detener a los grupos al margen de la ley, reclutando a la mayoría de sus líderes para trabajar para él.
Con una potencia considerable ya asumió el pachá de Janina, donde desarrolló un principado virtualmente independiente. Cuando forjó vínculos con los revolucionarios griegos, el sultán Mahmud II decidió destruirlo, destituyéndolo de sus puestos oficiales y recurriendo a Constantinopla. Él resistió durante dos años hasta que Janina cayó sobre un ejército de 20.000 hombres (1822) y fue asesinado por agentes del otomano que enviaron su cabeza a Constantinopla.