El aspartame o aspartamo es un aditivo alimentario utilizado para sustituir el azúcar regular y fue creado en 1965 por la empresa estadounidense G. D. Searle & Company y más tarde comprada por Monsanto.
Químicamente, el aspartamo corresponde al nombre sistemático de la IUPAC de N-(L-α-Aspartil)-L-fenilalanina, 1-metil ester. Es, por tanto, un dipeptido sintético compuesto por los aminoácidos aspartato y fenilalanina. Por esta razón, productos alimentarios conteniendo aspartamo deben mostrar un aviso del tipo ‘Contiene una fuente de fenilalanina’, pues la ingestión excesiva de este aminoácido puede ser perjudicial en individuos con fenilcetonuria (enfermedad genética rara caracterizada por defecto de la enzima fenilalanina hidroxilasa).
El aspartame es un compuesto muy estable en ambientes secos, pero sufre degradación en soluciones acuosas, cuando se somete a calor prolongado. El grado de degradación en la solución acuosa depende de la composición del pH, la temperatura, de la actividad de agua y de la composición del producto alimentario.
Sólo la α-aspartame es dulce, luego la degradación tiene como consecuencia la pérdida de dulzura del producto alimenticio. El producto es así rechazado por los consumidores.
El aspartamo tiene mayor poder edulcorante (que es aproximadamente 200 veces más dulce que la sacarosa) y es menos denso. El aspartamo se vende a menudo conjuntamente con otros productos. Es el edulcorante más ampliamente utilizado en bebidas. Es formado químicamente por L-fenilalanina y L-aspártico, siendo que la fenilalanina se encuentra metilada en el grupo carboxílico, formando un éster metílico (metanol).
El aspartamo es consumido por más de 200 millones de personas en todo el mundo y está presente en más de 6.000 productos.
De acuerdo con la nomenclatura europea, el edulcorante aspartamo coincide con el código E951.
La ingesta diaria admisible de aspartamo en Europa es de 40 mg/kg de peso corporal. En los Estados Unidos es de 50 mg/kg.
Los edulcorantes naturales más comúnmente encontrados son: stevia (planta nativa de Brasil y China, es el único edulcorante de origen vegetal utilizado en la industria, deja un poco de sabor amargo en la boca) y fructosa (extraído de frutas y miel, tiene un sabor agradable, pero se debe consumir con moderación porque presenta mayor cantidad de calorías).
Riesgos para la salud del aspartamo
Algunos estudios en monos sugieren que el uso de aspartamo puede ser perjudicial para la salud humana. Un estudio de la Universidad de Wisconsin, por ejemplo, donde los macacos Rhesus se sometieron a la utilización de leche con aspartamo, las cobayas sufrieron convulsiones cerebrales después de 52 semanas de uso.
Un estudio de la Universidad de Texas sugiere que el aspartamo puede contribuir a la obesidad. Otros estudios no han apuntan a otros posibles problemas confirmados.
Algunos documentos se pueden leer en Internet se refieren al aspartamo como una neurotoxina, o un medicamento que destruye el sistema nervioso y el cerebro. Puede actuar como una contribución a la aparición de daño cerebral. También se sospecha que promueva la aparición de convulsiones epilépticas y bloquee la producción de serotonina, que es una de las sustancias en el cerebro para regular el sueño. Sin embargo, tales afirmaciones no tienen contraste científico. Los bajos niveles de serotonina, así como el insomnio, provocan depresión, angustia, mal humor e incluso síntomas de paranoia.
Al no tener los estudios probados de que el aspartamo sea un producto de riesgo, existen varias sospechas que sugieren que podrá presentar riesgos para la salud.
El aspartamo es generalmente considerado seguro, pero como ya se ha mencionado, algunas dudas sobre la seguridad de su consumo para la salud p´ública permanecen.
Hay, sin embargo, sin duda, una alternativa a cualquiera de los edulcorantes saludables o artificiales del azúcar. Evitar refrigerantes (normal, diet, light, zero…) y consumir agua, café o té, sin azúcar ni edulcorante.
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