El continente americano posee una extensión territorial de aproximadamente 42 millones kilómetros cuadrados, divididos en 35 países, que juntos son el hogar de una población de 925,2 millones de habitantes. En 2009, el producto interno bruto (PIB) de ese continente era casi 20 billones dólares, el segundo más grande del mundo, menor sólo que en Europa (21,3 billones). Dos grandes potencias mundiales se encuentran en América (Estados Unidos y Canadá), así como los países que tienen un representante en la economía del escenario mundial: Argentina, Brasil, Chile, México, entre otros.
Dirigido a la integración comercial del continente, el gobierno estadounidense propuso la creación de una Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Este gran bloque económico se integraría por 34 naciones; la única excepción sería Cuba, ya que este país tiene diferencias ideológicas con los Estados Unidos.
En 1998, en la ciudad de Santiago, capital de Chile, se celebró la primera reunión para discutir la creación del ALCA. En esa ocasión, se estableció que el bloque tendría efecto a partir del 2005. Sin embargo, se plantearon varios puntos divergentes en nuevas reuniones, resultando en el final de las negociaciones.
La posible creación del ALCA es motivo de preocupación tanto para los países subdesarrollados (la mayoría) como para los desarrollados (Canadá y Estados Unidos). Este bloque tiene como objetivo establecer una zona de libre comercio en las Américas, donde las tarifas de aranceles serían, paulatinamente, eliminadas, proporcionando así la libre circulación de mercancías, capitales y servicios. Mientras, la libre circulación de personas y trabajadores entre los países integrantes no sería permitida, pues el idealizador de ALCA (Estados Unidos) no pretende intensificar la entrada de latinoamericanos en su territorio.
En este sentido, la mayoría de los países de América Latina interpreta la creación de ALCA como una maniobra de los Estados Unidos para la expansión de sus empresas transnacionales por el continente. Sin embargo, existe oposición del lado de los Estados Unidos también, alegando que el bloque económico disminuirá el número de empresas en el país, visto que muchas de ellas migrarían para otras naciones americanas en busca de mano de obra barata.
Brasil, a su vez, está en una posición intermedia, no siendo una potencia económica como Canadá o Estados Unidos pero tampoco una economía frágil, como varias naciones del continente. Por tanto, su participación es motivo de preocupación, pudiendo expandir y fortalecer la economía del país o generar problemas del orden socioeconómico, como el aumento del desempleo.
No adherirse a un bloque económico continental de la magnitud del ALCA puede tener consecuencias negativas. Especialistas afirman que, en una economía globalizada, las relaciones comerciales tienden a fortalecerse en bloques económicos. Otro aspecto que puede perjudicar el desarrollo de una nación son las posibles represalias impuestas por los países miembros.
Gran parte de la población latinoamericana es contraria a la formación del ALCA, hecho manifestado a través de manifestaciones contra la implementación del bloque. En ese sentido, los países han buscado desarrollar alternativas donde todos puedan ser beneficiados, una de ellas el fortalecimiento del MERCOSUR (Mercado Común del Sur) y de la CAN (Comunidad Andina), además de la creación de la Unión de América del sur Naciones (UNASUR), que es una manera de integrar a las Naciones de América del Sur sin la presencia de los Estados Unidos.