La brújula es un objeto utilizado para la orientación geográfica. Su construcción se llevó a cabo con referencia a la Rosa de los vientos, que se compone de los puntos cardinales, laterales y colaterales. Es un objeto con una aguja magnética que se siente atraído por los polos magnéticos de la Tierra.
El desarrollo de la brújula se remonta al año 2000 a.C, y la búsqueda de la mejora se produjo durante siglos. Un avance considerable se logró cuando se descubrió que una fina pieza de metal puede ser magnetizada por el roce con el mineral de hierro.
En 850 d.C, en China, en busca de una mayor precisión de este instrumento, se comenzó a magnetizar agujas con el fin de obtener una mayor precisión y estabilidad. Poco después vino la brújula – que actualmente funciona con el mismo principio desarrollada por los chinos.
Modelo de brújula
Dada la importancia de funcionamiento de la brújula, los astrónomos y cartógrafos fueron los principales responsables de la inserción de ese objeto de orientación en Occidente. La brújula fue de suma importancia en la exploración, que actúa como la principal herramienta para la orientación geográfica de los navegadores.
El objeto consiste en una caja de material transparente, llamada cápsula, dentro de ella hay una parte de metal llamada aguja. La aguja está en equilibrio sobre un eje que tiene libre circulación. Esta aguja imantada siempre apunta al polo magnético norte de la Tierra. Esto se debe a la gran cantidad de hierro fundido en el interior de la Tierra, que actúa como un imán y atrae a la aguja imantada de la brújula.
Factores tales como los depósitos de mineral de hierro, cables eléctricos, cercas y otros objetos que contienen hierro, interfieren con el funcionamiento exacto de la brújula. Dado que la aguja imantada sufre la influencia de estos objetos no dan una orientación completamente precisa.
