Una de las maneras de fortalecer la formación de una identidad propia en cada gemelo será, eventualmente, la colocación de cada uno en diferentes aulas. Por lo tanto, estamos hablando de la cuestión debatida por todos los padres de múltiples sobre si deben o no separarlos cuando alcancen la edad escolar.
La primera sugerencia que daríamos es la de que todo vale menos las reglas predefinidas. O sea, cada grupo de múltiples es único y, como tal, solamente las personas que los conocen bien y acompañan de cerca su desarrollo, su relación con los otros y entre sí estarán próximos de encontrar una respuesta adecuada a sus necesidades. Hubo un tiempo, no tan distante, en que los lugares de enseñanza decidían si los gemelos debían estar separados.
Actualmente, no hay ninguna unanimidad ni la misma rigidez, pero diversas asociaciones continúan señalando que se siguen dando tales imposiciones por esta o aquella escuela o jardín de infantes. Es cierto también que, de forma general, existe alguna falta de información acerca de las características específicas de los gemelos entre personas que trabajan en instituciones escolares.
La segunda sugerencia en dar es la del paso de los múltiples de una relación extraordinariamente exclusiva e intensa uno con otro a una relación en contexto escolar, donde son estimulados a relacionarse con un grupo más amplio; constituye ya un esfuerzo enorme de adaptación de su parte.
Si consideramos, además, los factores adicionales que proceden de la reacción del grupo a los múltiples como un todo y a cada uno en particular, y de la consecuente influencia que eso tiene para la imagen que los múltiples tienen no solo de sí mismos, como del hermano o hermanos sino también del ’nosotros’ (noción importante en especial entre gemelos monocigóticos), entonces tal vez llega a estar claro que es no es una buena idea juntar todo esto la inmensa dificultad que representa para ellos la separación entre sí. La separación debe suceder, sí, pero gradualmente, y teniendo la atención a las varias fases por las que van pasando y, particularmente, la reacción emocional que cada intento suscita. Hay numerosos relatos de situaciones de gran ansiedad creadas, innecesariamente, por la idea de que hay que habituarlos a estar el uno sin el otro.
Aunque se perciba el miedo que está por detrás de este tipo de afirmación, insistimos que la habituación a estar uno sin otro debe ser alentada y nunca forzada. Probablemente, algún tiempo después de la entrada en la escuela, cuando la habituación al nuevo entorno ya está hecha y se hizo bien (factor primordial), pensar en una posible separación que debe estar siempre debidamente preparada y gradual, en un esfuerzo conjunto de padres, educadores y profesores e institución. Es importante un mejor conocimiento de la relación entre gemelos por parte de las escuelas.
