El anarquismo era un movimiento contemporáneo a las teorías socialistas desarrollado por Karl Marx y Friedrich Engels. Uno de los primeros en enunciar las primeras ideas anarquistas fue William Godwin (1756-1836), quien propuso una transformación radical en las bases de la organización de la sociedad. Él creyó en la creación de una organización comunitaria fundada en la abolición de la propiedad privada y el repudio de cualquier tipo de ley o gobierno. La razón podría ser la guía más importante de esta nueva sociedad y la total libertad ética y política deberían ser garantizadas.
Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865) fue otro pensador anarquista importante. En su obra principal, ¿Qué es la propiedad?, propuso una contundente crítica del sistema capitalista. Inspirado por algunos supuestos del socialismo utópico, abogó por la creación de un régimen político que se guiaría por una República de los pequeños agricultores. Los bancos y las cooperativas debía crearse para proporcionar, sin intereses, los recursos para cualquier actividad productiva factible en pequeñas propiedades.
El término anarquismo tiene origen griego y no es un sinónimo de desorden o disturbio. Su significado más simple es sin gobierno y, de hecho, resume la oposición política a cualquier forma de poder que limite las libertades individuales. Los individuos en la sociedad anarquista deben adoptar formas de cooperación voluntaria y autodisciplina, capaces de establecer un equilibrio ideal entre el orden social y las libertades del individuo.
Mijaíl Bakunin (1814-1876) fue uno de los mayores seguidores de las tesis de Proudhon. Disidente de las teorías marxistas, Bakunin no aceptó la idea de que el alcance de una sociedad comunista estaba pasando por el mantenimiento de un Estado transitorio. Para Bakunin, la abolición del Estado debía ser inmediata. Por ello, abogó por el uso de la violencia a fin de que los gobiernos fueran extinguidos rápidamente. Incluso los partidos políticos eran vistos como formas de representación de la libertad del pensamiento humano.
Esta oposición del anarquismo a las instituciones se inspira en la idea de que el hombre necesita ser completamente libre para alcanzar la libertad. En otras palabras, el anarquismo defiende que la libertad humana parte de los propios hombres y no de sus instituciones. La responsabilidad del individuo debería tomar el lugar de las reglas de los líderes y gobiernos. Inspirando diversos trabajadores por el mundo, la ideología anarquista actuó fuertemente en los sindicatos y las movilizaciones laborales, entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX.