La atmósfera se divide en capas: exosfera, termosfera, mesosfera, estratosfera y troposfera. La estratosfera es aproximadamente de 50 kilómetros de altura, y se encuentra en la capa de ozono. Esta capa tiene la función de proteger la tierra, trabaja como un filtro en el planeta, es decir, absorbe gran parte de los peligrosos rayos ultravioletas emitidos por el Sol.
Necesitamos del Sol para enviar su luz y su calor a la Terra, sin él nuestro planeta sería oscuro y helado. El problema está en el hecho de que el Sol no envía solo radiaciones útiles como la infrarroja y la visible, pero también otras como la ultravioleta que es nociva a la vida. Sin la capa de ozono para filtrar esta radiación provoca riesgos como la disminución de la velocidad de fotosíntesis e las plantas, además de traer grandes daños a la salud humana y también riesgos de enfermedades, tales como: cáncer de piel y perturbaciones de la visión.
La destrucción de la capa de ozono es causada por ciertos tipos de gasa, como los CFCs (clorofluorocarbonos), utilizados en sistemas de refrigeración, como disolventes, espumas plásticas, aerosoles y muchos otros.
En 1985, fue verificada por primera vez que el gas estaba volviéndose contaminante sobre la Antártida, descubriendo así el gran agujero de la capa de ozono. En 1986, fue creado el protocolo de Montreal, 120 países firmaron un acuerdo de reducción del uso de CFCs, con el objetivo de colocar un fin en las sustancias que destruye la capa de ozono. Todos los productos que contenían CFCs deberían tener su producción y utilización interrumpidas hasta 1996, para eso serían sustituidos por otra sustancia que no causaría tales daños.
Pero en el año 2000, las encuestas mostraron que el agujero era cuatro veces mayor que el tamaño medio de América del Sur. En 2003, una nueva investigación encontró que el agujero en la capa había crecido y había llegado a 28,2 millones de km2.
