Del plano imaginario a la posibilidad real de la existencia de semejantes criaturas existe una buena distancia. Sin embargo, observamos con frecuencia que esa distancia es vencida con indiferencia por aquellos que creen y propagan su creencia en el fenómeno.
¿Existen los zombis? En primer lugar debemos definir el concepto de zombi. Según el creyente, el zombi es un hombre muerto, traído a la vida por un hechicero, para volverse un esclavo.
En esta concepción, se atribuyen a prácticas de hechiceros, vuduistas y santeros la acción de crear zombis en resurrección del hombre muerto.
Tristemente, el vudú se practica en todo el mundo, aunque es en Haití –que constituye la religión oficial del pueblo– donde es más extendido.
No es casual, por tanto, que Haití sea el epicentro del mayor número de registros de zombis en todo el mundo. Basándonos en datos oficiales, informes policiales e historias contadas por el mismo pueblo, en Haití existe una devoción hacia esta materia. Según consta, el proceso es hecho de la siguiente manera: el hechicero vuduista escoge arbitrariamente una víctima, elegida a su voluntad. Seleccionada la víctima, el practicante de vudú va a su casa de noche, montado en un caballo sin silla y aspira su alma, depositándola en un frasco.
Para los creyentes, eso hace que la persona hechizada caiga en un estado letárgico similar al coma y muera al cabo de un corto periodo de tiempo.
Después del entierro, el brujo –considerado como el ‘señor de los muertos’– invoca un espíritu y le pide permiso para apoderarse del cuerpo de aquella persona. Llegados a un acuerdo, el hechicero exhuma el cadáver y le devuelve el alma, haciendo conjuros y dándole pociones para devolverlo a la vida a fin de que regrese a la vida, como esclavo, teniendo su personalidad y memoria completamente anuladas.
Esa sería al menos la versión imaginaria de los zombis, pero existe otro enfoque, el científico. La ciencia ofrece una explicación para los ‘zombis’. No se trata de la resurrección de personas, sino de envenenamiento intencional por una mezcla de sustancias que coloca a las personas en un estado cataléptico semejante a la propia muerte.
Según los estudiosos, los hechiceros envenenarían a una persona intencionalmente y después de su muerte (catalepsia en realidad) y su entierro, esa persona sería desenterrada y devuelta a la sociedad como un esclavo.
La pérdida de memoria se explica por la gran cantidad de hierbas y pociones ingeridas, lo que provoca un estado de amnesia total.
Este crimen, en la mayoría de ocasiones, es practicado por hechiceros al mando de supervisores y dueños de propiedades agrícolas (a veces los mismos brujos), conscientes de esa especie de magia (considerada la más baja de todas), con el intento de aprovechar el trabajo gratuito de esos seres.
En la legislación haitiana existe un dispositivo que clasifica como crimen el envenenamiento con sustancias capaces de provocar un estado letárgico más o menos prolongado. Si existe la ley se presupone que exista la práctica, o por lo menos indicios razonables que hacen sospechar del posible crimen.
Sabemos que es común entre las familias haitianas la mutilación de los cadáveres de sus seres queridos, con objetos punzantes o estrangulamiento para evitar que después sean transformadas en zombis.
Citamos el caso de Felicia, muerta y enterrada en 1907. Fue encontrada 30 años después vagando inconsciente por una calle abandonada. El director de servicio de higiene de Haití la examinó personalmente y no dudó en declararla una zombi. Es muy difícil obtener informaciones sobre tal fenómeno, dado que el pueblo haitiano es pobre en su gran mayoría, trayendo con eso la ignorancia, el miedo y la superstición.
La literatura sobre zombis puede ser encontrada extensamente en remotos pueblos, incluidas las Sagradas Escrituras. En la Biblia, concretamente en el Apocalipsis, se narra la historia de un reo llamado Juan en una prisión romana en la isla de Patmos. Allí comenzó a recibir la visita de un ángel que relataba sucesos que irían a acontecer en el final de los tiempos. Las revelaciones del libro hablan sobre una de las plagas del Apocalipsis: la inmortalidad de aquellos que no crean en Dios. Lo que sucede después de la destrucción y el caos se relaciona con el Juicio Final. Seguidamente se menciona la gracia de los fieles de alcanzar la Nueva Jerusalén con casas de oro y calles de plata.
Existen pasajes bíblicos que hacen mención la resurrección en una forma imaginaria que nos recuerda al concepto de zombi. Mencionaremos algunos ejemplos a continuación:
Y cuando salgan, verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano no morirá, ni su fuego se apagará, y serán el horror de toda la humanidad.
Isaías 66:24
Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.
Daniel 12:2
[…] Y saldrán de allí. Los que han hecho el bien resucitarán para tener vida, pero los que han practicado el mal resucitarán para ser juzgados.
Juan 5:29