El concepto del Yin y el Yang es la base del espíritu filosófico chino.
Desde el siglo IV el confucianismo admite la existencia de un símbolo ‘tai-ki’, que representa un círculo dividido por la mitad por una línea ondulada. Cada parte representa los principios vitales yin (femenino) y yang (masculino). La parte negra representa el Yin y la parte negra el Yang, siendo el contorno de cada parte igual al perímetro total de la figura. En cada una de las partes hay un círculo más pequeño del color contrario. Una vez que tal como el Yang y el Yin no existen uno sin el otro, nada existe en sí mismo sin tener su contrario pero sin, al mismo tiempo, fusionarse con él.
Yin significa tierra, o principio de generación, en oposición al Yang, que significa cielo, o principio generador.
La patología china se basó en estos dos principios y la relación entre ellos y de su equilibrio resultaría la salud del individuo. Asimismo, según los chinos, el temperamento de las personas se basa en esta relación del Yin y el Yang.
Yang representa vida, fuerza, masculinidad, calor, sequía, acción; Yin representa debilidad, muerte, feminidad, frío, humedad, inercia.
En otras palabras, el Yin y el Yang simboliza el aspecto oscuro y brillante de todo; el aspecto terrenal y celestial; el negativo y positivo; el femenino y masculino, respectivamente.
Ying y Yang constituyen la fundación que preside el universo entero: dualismo y complementarismo. Son inseparables. El mundo sólo se mueve hacia adelante o hacia atrás como su alternancia. Yin y Yang sólo existen en relación con los demás. Representan la unidad (Yang) y la dualidad (Yin), el impar y el par.
Según la filosofía china, no existe tiempo ni espacio diseñado por separado de las acciones de los hombres, ya sean manuales o intelectuales. Estas acciones no pueden existir sin el tiempo y el espacio, ni pueden existir sin la acción del hombre.
Desde épocas remotas los chinos utilizan estos símbolos para aplicar a la religión, en particular, lugares y ocasiones.
El Yin y el Yang, aunque puede simbolizar dos contrarios, nunca opuestos totalmente, una vez que entre ellos hay siempre un momento de transformación que permite la continuidad.
Para la tradición china, todo lo que existe ora es Yin ora es Yang, simultáneamente.