William Crookes, químico y físico inglés, nació en 1832 y murió en 1919, conocido tanto en el campo de la física como de la química. Crookes nació en Londres y estudió en el Royal College of Chemistry en esta ciudad bajo la orientación académica de August von Hofmann.
Inventó el radiómetro de Crookes, un instrumento cuya importancia se debe al hecho de que puso de relieve la teoría cinética de gases. Se dedicó al estudio de los rayos catódicos y de la radiactividad. Inventó el vidrio de Crookes para proteger los ojos de los trabajadores en las fábricas de intensa radiación y un tubo de vidrio que contenía gas enrarecido, llamada más tarde un tubo de Crookes, que le permitió estudiar las descargas eléctricas en gases a baja presión. Crookes descubrió el talio, determinando sus propiedades y sus compuestos.
Los intereses de William Crookes fueron muy diversificados, incluyendo en sus publicaciones tanto estudios de análisis químico como de teñido y pintura de textiles o la fabricación de azúcar a partir de la remolacha.
Química
Siempre ha sido más eficaz en la experiencia que en la interpretación. Su primer gran éxito fue el descubrimiento del elemento talio, anunciado en 1861. Para este trabajo, su reputación se estableció firmemente y fue nombrado miembro de la Royal Society en 1863.
El método de análisis espectral, introducido por Bunsen y Kirchhoff, fue recibido por Crookes con gran entusiasmo, y al aplicarlo en el depósito de una fábrica de ácido sulfúrico, descubrió en el espectro una línea verde desconocida. Siguió el aislamiento del nuevo elemento metálico, el talio, y la investigación de las propiedades de sus compuestos que son de gran interés químico.
Finalmente, en 1873, determinó el peso atómico del nuevo elemento en una investigación que es todavía hoy un modelo de precisión analítica. Dos líneas principales de experimentación pasaron a ocupar la atención de Crookes durante muchos años. Eran ellas las propiedades de los gases raros, con los cuales él comenzó a ocuparse de inmediato, y la investigación de las tierras raras, en la cual él se embarcó después de 1880.
Su atención por el primer problema desertó cuando utilizó una balanza de vació en el curso de sus investigaciones sobre el talio. Descubrió que el fenómeno del cual depende la acción del pequeño y bien conocido instrumento, el radiómetro de Crookes, donde un sistema de palas, cada una de ellas ennegrecidas de un lado y pulidas de otro, es colocado en rotación cuando es expuesto a energía radiante. Crookes, sin embargo, no ofreció la verdadera explicación para esa aparente atracción y repulsión resultante de la radiación.
Durante muchos años, Crookes realizó laboriosos experimentos con elementos de tierras raras (grupo de lantánidos), elementos tan parecidos entre sí en cuanto a las propiedades químicas que métodos especiales de separación tuvieron que ser imaginados. A lo largo de su obra, utilizó métodos de espectroscopia para seguir el curso y probar la integralidad de la separación de un elemento y otro. Lo que había sido una de las regiones más oscuras de la química inorgánica llegó a ser en poco tiempo más clara.
Crookes publicaría numerosos trabajos científicos sobre la espectroscopia, un tema para el cual tuvo gran fascinación y realizó investigaciones en una amplia gama de temas de menor importancia. Además varios libros técnicos, escribió un tratado sobre Select Methods in Chemical Analysis en 1871 y una pequeña obra sobre diamantes en 1909 tras su visita por África del Sur. Sirvió en dos ocasiones al gobierno en funciones de consultoría y su trabajo sobre la protección de gafas protectoras para los trabajadores puede ser citado como uno de sus variados servicios públicos.
Física
De fundamental importancia fueron sus investigaciones sobre el pasaje de las descargas eléctricas a través de gases enrarecidos. Encontró que, conforme aumenta la mitigación de gases, el espacio oscuro alrededor del electrodo negativo se incrementa, mientras los rayos, hoy conocidos como rayos catódicos, procedían del electrodo. Él investigó las propiedades de los rayos, mostrando que se propagan en líneas rectas, causan fosforescencia en los objetos sobre los cuales se aplican y producen una gran cantidad de calor en el impacto. Crookes creía haber descubierto un cuarto estado de la materia, que él llamó materia radiante. Sin embargo, sus ideas teóricas sobre la naturaleza de la materia radiante han demostrado ser incorrectas. Creía que los rayos consistieron en rayos de partículas de magnitud molecular común. Fue Sir J. J. Thomson, quien descubrió su naturaleza subatómica y demostró que los rayos catódicos consisten en flujos de electrones, es decir, las partículas eléctricamente cargadas cuya masa es solamente 1/1800 de la masa del átomo del hidrógeno. Sin embargo, el trabajo experimental Crookes en esta área era la base de los descubrimientos que cambiaron el concepto de la química y de física.
William Crookes volcó su atención en el recién descubierto fenómeno de la radiactividad. En 1900, logró separar el uranio de su producto activo de transformación, el uranio-X. Observó la decadencia gradual del producto al separar el procesamiento y la reproducción simultánea de un nuevo suministro de uranio original. Más o menos el mismo tiempo de ese importante descubrimiento, observó que, cuando las partículas-P, expulsadas de sustancias radioactivas, son proyectadas sobre sulfuro de cinc, cada impacto es acompañado de un diminuto centelleo, una observación que sirve de base a uno de los métodos más útiles en la técnica de radioactividad.