Fraile franciscano, Willem Van Ruysbroeck, era de origen flamenco, nacido en Rübrück (o Rubroek), cerca de Cassel, en Flandes, entre 1215 y 1220, cuando la región estaba bajo dominio francés. Poco se sabe de su infancia y adolescencia. Ingresó en la orden de frailes menores (franciscanos) en París, en cuya escuela se graduaría.
En 1248, quizás a raíz de la expedición de la cruzada de San Luis IX, rey de Francia y amigo suyo, se fue para la Tierra Santa para San Juan de Acre. En mayo 1252 sabemos que partió en su misión asiática, como embajador del rey de Francia con los gobernantes mongoles, dotado de una misiva del rey para el príncipe Sarthac, de quien corría el rumor de haber sido convertido al cristianismo. Llegó a Kiev, en Ucrania, el 3 de junio, donde tuvo el primer contacto con los mongoles. Dos meses de marcha dura más tarde llegó a la tienda de Sarthac, al lado del río Don, al sudeste de Kiev. Éste recibió fríamente al fraile flamenco, que confirmó que el príncipe no era cristiano y que se burlaba de los cristianos nestorianos que había en su corte. Lo que revela que estos cristianos (fuera de la ortodoxia romana) tuvieron fuerte influencia en la corte, siendo su presencia tolerada y bienvenida. El nestorianismo estaba extendido en Oriente desde los siglos VII y VIII, como refiere la historiografía china, por ejemplo, del siglo IX y siguiente, había sido adoptado por muchos mongoles nómadas, además de haber entrado en la corte mongol, no apenas en las magistraturas sino también llegando a príncipes. Los cristianos eran así, a mediados del siglo XIII, un elemento cultural y políticamente importante en la Asia mongólica.
Ruysbroeck pretendía permanecer en la región del Don en misión, pero Sarthac le negó la posibilidad, pues necesitaba el permiso de su padre, Batu, distante a tres días a caballo, a orillas del río Volga. Batu, sin embargo, no autorizó su estadía y envió a Ruysbroeck al nuevo emperador, Mangu (o Mongku), que se encontraba a cuatro meses a caballo de Batu. Ruysbroeck atravesó amplios ríos, lagos, montañas y llanuras, en el otoño de la estepa, alcanzando el 27 de diciembre al campamento de Karakorum. Tuvo una acogida muy honorable, en la tienda imperial, librando discusiones con los monjes budistas chinos. Permaneció cinco meses en Mongolia.
En julio de 1253 retoma su regreso, pero por un itinerario diferente, optando por cruzar Armenia, Asia menor y Persia. Termina por llegar a Tierra Santa al año siguiente, a San Juan de Acre, donde permaneció en el convento franciscano. Como no tenía permiso de encontrarse en París con S. Luis IX para relatarle su misión, le escribió, en forma epistolar, su Itinerarium, obra valiosa como la de Pian del Carpine, por sus relatos y descripciones etnogeográficas de los pueblos de Asia Central, de las estepas, siempre con mucha exactitud y detalle, lo que respalda la extraordinaria destreza literaria y preparación cultural de Ruysbroeck.
Poco tiempo después, le es permitido volver al Tribunal de París, para donde siguió y de él nada más se supo. Apenas conocemos que murió en 1270/1295, según diversos autores. Su viaje a la corte mongol fue durante mucho tiempo entendido como una misión diplomática confiada por el rey de Francia para que obtuviese apoyo de los mongoles en la lucha contra los musulmanes de origen arabo-egipcia (sarracenos) y otros que amenazaron el Mediterráneo, el sur de Francia y la Tierra Santa. Pero hoy se sabe que su viaje fue apenas misionario, pues el propio rey Luis IX en tal lo apoyó a través de una carta de recomendación al príncipe Sarthac para estos propósitos.
