Los Visigodos llegaron con fuerza a la Península Ibérica a través de los Pirineos, a principios del siglo V. Llegaron en nombre del emperador de Occidente, Honorio, con el propósito de establecer el orden en la Península, que en aquel momento estaba invadida por Vándalos, Suevos y Suevos, Alanos. En el 585, el reino visigótico anexionó el reino de los suevos.
Los Visigodos seguían el arrianismo. Para promover la fusión, a nivel religioso, se estableció el catolicismo como religión oficial en el 587.
En lo que se refiere al Derecho, la realeza se esforzó para que se concretar la unificación del derecho romano con el visigótico. Así, en 654 se da la promulgación de un código único, el Liber Judiciorum, doce libros de leyes inspiradas en el derecho romano.
La monarquía visigótica era electiva: el rey era escogido por los nobles, lo que provocaba grandes disputas entre las familias más poderosas, debilitando la monarquía.
A pesar de dominar política y administrativamente el territorio peninsular, los visigodos nunca fueron capaces de realizar una colonización efectiva, ya que fueron, en número, inferiores a la restante población de la región.
El reino visigodo sucumbió a la invasión musulmana de la Península, que tuvo lugar en el 711.