La palabra violencia proviene del latín violetia, que significa “abuso de fuerza”.
Para los antiguos griegos, la violencia es arrogancia, es decir, abuso de poder, profanación de la naturaleza, así como transgresión de leyes sagradas.
De hecho, en la Naturaleza nada es independiente de su contexto, un mismo fenómeno natural (lluvias torrenciales, tormentas, etc.) puede considerarse devastador en un momento y beneficioso en otro. Los mismos actos pueden tener significados opuestos según las situaciones en las que se encuentren y las intenciones de los involucrados. Las manifestaciones de violencia son demasiado dispersas y paradójicas para ser significativas por sí mismas. Sólo haciendo una pregunta sobre los motivos de la violencia puede haber una orientación en el sentido que constituyó su esencia.
La violencia puede definirse como cualquier acto o movimiento forzado a un movimiento natural.
Para Aristóteles, la violencia es todo aquello que viene del exterior y que se opone al movimiento interior de una naturaleza. Es cualquier cambio negativo que fuerza algo en contra de tu voluntad.
La violencia contra el hombre es toda imposición o coacción física que le obliga a realizar una acción no deseada.
Para Hegel, la violencia es el comienzo mismo de las relaciones entre los hombres y es una situación que siempre ha estado presente en su historia.
Para Freud, por ejemplo, el hombre es violento por naturaleza. Es fundamentalmente agresivo e incluso cruel.
Para René Girard, por el contrario, la violencia en el hombre no es instintiva, sino intersubjetiva y social, donde la sociedad puede mantenerla e incluso justificarla.
Otros filósofos, como Hegel, Marx y Nietzsche, dicen que la violencia es fecunda en el Hombre.
Con Marx y Engels se encuentra una verdadera apología de la contraviolencia revolucionaria, capaz de abolir la violencia originaria de la apropiación de la riqueza.
Nietzsche, en el fondo, defiende la violencia menos que la lucha, el conflicto o el combate. Y luego recupera la violencia de cierta manera, como medio para combatir las injusticias.
Así, existen contradicciones entre los seres humanos que generan conflictos y enfrentamientos. Por tanto, cualquier sociedad que rechace la hostilidad o prohíba cualquier conflicto, y que conciba el vínculo social exclusivamente en la amistad y la armonía, convergerá en la violencia.
Paul Ricoeur defiende una dimensión conflictiva, en una visión pluralista de cualquier comunidad humana.
Pero, de hecho, la violencia pura no puede ser legitimada por la filosofía, ya que el pensamiento es por su naturaleza la negación de la violencia, por su elección de la reflexión y el diálogo.