Hace mucho tiempo, la humanidad plantea interrogantes acerca de la existencia de vida en algún lugar del universo, aparte de la Tierra; el hombre afana conocer si está solo en la creación cósmica. En este sentido, Marte es un planeta privilegiadamente estudiado por ser el astro más cercano al nuestro y pertenecer al mismo Sistema Solar, lo que aumenta las posibilidades de haber dado abrigo a la vida, en algún momento, o de todavía preservarla en alguna de sus formas.
Desde el año 2000 hasta nuestros días, las esperanzas de encontrar algún signo de vida en Marte crecieron, gracias al desarrollo de investigaciones realizadas en este rincón enigmático, con envío constante de sondas para su investigación y documentación. Pero todavía no hallaron nada que realmente pruebe la existencia de seres inteligentes o no.
A medida que avanzan los estudios, sin embargo, se llegó a la conclusión de que hay varias pistas sobre la existencia de agua en el suelo marciano en un distante pasado de por lo menos 2.000 millones de años, y actualmente en los polos de este planeta. Se supone también que haya agua en el subsuelo de Marte. De este modo, crecen las oportunidades de albergar vida en esta esfera, incluso que no sea el clásico ET retratado por la imaginación de los cineastas de ciencia ficción.
Ficción aparte, los científicos parecen fascinados con la posibilidad de hallar vida en esta esfera solar. Christian Huygens, que vivió en el siglo XVII, fue uno de los primeros miembros de la ciencia que centró su mirada en Marte, examinándolo a través de un telescopio.
Luego fue el turno de Percival Lowell –en el siglo XIX– controvertido y poderoso estudioso del planeta rojo, que creyó haber visto en suelo marciano un oasis alimentado incesantemente por conductos construidos justamente para conducir agua hasta él. Posteriormente muchos otros hombres de la ciencia persistieron en la misma indagación, sin importar el gasto en tiempo y recursos financieros que sería necesario para obtener las respuestas acertadas.
Actualmente, y con los conocimientos obtenidos, se considera inviable la existencia de vida inteligente en Marte, aunque esta conclusión es cuestionable. Se apuesta, sin embargo, en la existencia de organismos microscópicos. En agosto de 1996 un grupo de científicos de la NASA reavivó esta polémica afirmando haber descubierto huellas de posibles fósiles bacterianos en un meteorito supuestamente originario de marte. Pero mientras que los estudios continúan, no hay nada en concreto ni determinante en torno al meteoroide.
La exploración de Marte
En 1963, la antigua Unión Soviética estuvo cerca de Marte con la nave Mars 1; la Zon 2, igualmente rusa, entró en órbita con esta esfera en 1966; ya en 1971 se llegó finalmente al suelo de Marte con la sonda Mars 2. En 1971-1972, la NASA consiguió fotografiar el planeta con la nave Mariner 9. A lo largo de la década de 1970, Marte siguió siendo asediado por naves y sondas terráqueas. En la década de 1980, solamente la URSS envió su equipo, sin nuevas noticias.
En los años 90, más precisamente en 1997, la sonda Mars Pathfinder, de la NASA, llegó a la tierra de Marte donde introdujo un pequeño robot desplazado a ruedas, el Soujouner, tratando de investigar las rocas marcianas. Hoy la nave Mars Global Surveyor, de esta misma corporación estadounidense, está en órbita en Marte, obteniendo esta vez resultados sorprendentes acerca del suelo, la atmósfera y las fuerzas magnéticas que lo envuelven. Otras tres naves fueron enviadas a Marte –Mars Climate Orbiter y Mars Polar Lander (NASA) junto a la japonesa Nozomi– con el fin de investigar su atmósfera superior.