En retrospectiva al feudalismo, percibimos diferencias en las relaciones de trabajo, sistemas mantenidos con compromisos y reglas, existiendo una clase dominante y otra dominada, la misma se jerarquiza inmediatamente a través del vasallaje. El vasallaje tenía su importancia en la estructura social como garantía mínima de cohesión de la clase dominadora que aseguraba la reproducción de las relaciones sociales de producción implementada. Por tanto, el vasallaje se convierte en un pacto existente entre nobleza y rey, un pacto de honra y de fidelidad.
Los guerreros de la nobleza eran vasallos directos del rey, su soberano. Su jerarquía social era extremadamente consolidada. Es decir, el pacto se formaba a través del juramento, donde el nombre que requería de ayuda pasaría a ser un soberano, y quien ofrecía sus servicios se denominaba vasallo. La división sucedía de este modo: en la parte superior se encontraban los nobles; seguido de esta capa se encontraban los pequeños nobles, y más abajo, los nobles de menor relevancia; ya en la última capa se encontraban los campesinos desprovistos de tierras. Los campesinos trabajaban en la tierra y los nobles se responsabilizaban de la fuerza militar.
Durante la ceremonia ejecutada para confirmar el nombramiento, el vasallo se arrodillaba con el fin de declarar su lealtad en casos de guerra.
Esta jerarquía también puede ser visto de dos maneras: los vasallos directos del rey y los vasallos de vasallos directos. Al mismo tiempo, en el primer caso, los vasallos carecerían de jurar lealtad al monarca, en el segundo, podrían jurar lealtad a los vasallos del rey.
El pilar de esta jerarquía es el vasallaje, donde se convierte en un vasallo aquel que se conduce al señor y se recomienda. Esta recomendación denota que el vasallo sirve como protección al señor, con eso, le garantiza su servidumbre en la situación necesario.
El feudalismo se constituye así para designar una sociedad feudal organizada y muy jerarquizada. El núcleo del pacto entre los miembros de la nobleza revocaría en la concesión del feudo.
Con todo, el súbdito o vasallo se empeña en ayudar al monarca cuando sea necesario. Como compensación, el señor otorgaba a su vasallo un feudo como incentivo, pudiendo ser dado en tierras, cargos o dinero.
