Jeremy Bentham es considerado el fundador de esta corriente filosófica conocida como Utilitarismo. Este movimiento, de que se considera también John Stuart Mill uno de los mayores representantes, defiende que lo útil es el criterio o el móvil según el cual el hombre actúa. Esta doctrina apunta principalmente a fines prácticos y aparece relacionada a menudo con la ética y la política.
El hombre se mueve entre el placer y el dolor, buscando siempre el primero, que es para él el equivalente a la felicidad y al bien. Sin embargo, según Stuart Mill, hay una escala jerárquica de placeres, que va desde los intelectuales a los de la sensación, siendo que los primeros son los mejores. De este modo él pretendía desligar la doctrina utilitarista de una mera relación con aquello que en el hombre es instintivo.
Según esta corriente, la acción debe ser juzgada no tanto por lo que presupone, sino por sus consecuencias. Es curioso notar que, al asumir tal doctrina en el campo de la ética se acaba por prescindir de ella, pues la ética es o debe ser lo que preside las acciones.