¡No olvides ponerte el protector solar! Seguro que ya conoces esta frase tan extendida antes de exponerse al sol, pero ¿por qué esta acción previene las quemaduras en el cuerpo?
Primero es necesario saber lo que tiene de tan peligroso el pasar algunas horas bajo un sol abrasador. No necesitaríamos preocuparnos si no fuese por la existencia de los rayos UV-B, los responsables por las lesiones en la piel, como enrojecimiento, descamación y hasta quemaduras de tercer grado. Además, la exposición a esos rayos puede llevar a consecuencias más graves, el cáncer de piel es una seria preocupación de los dermatólogos.
Las lociones protectoras y bloqueadoras están diseñadas para permitir una mayor exposición al sol sin riesgo. Actúan sobre la piel parcial o totalmente bloqueando la acción de los rayos UV. El SPF (factor de protección solar) es el período indicativo de exposición, si el valor del mismo es 10 significa que podrá estar expuesto al sol por un periodo 10 veces mayor que sin la protección; si es un valor de 15, indica un tiempo 15 veces más expuesto y así sucesivamente.
Ahora examinemos químicamente los protectores solares: ¿Cuál es la composición de estos productos? Los protectores más eficientes llevan en la composición óxido de zinc y dióxido de titanio. Son aquellos que dejan el rostro muy blanco, podemos confiar en ellos. Ya los bloqueadores permiten parte de la absorción solar y son compuestos por ácido paraaminobenzoico (PABA, por las siglas equivalentes en inglés), benzenona y cinamatos.
Pero si quieres un bronceado sin exposición al sol debemos recurrir al compuesto dihidroxiacetona (o DHA), esa sustancia reacciona con la piel produciendo una pigmentación marrón. ¡Pero cuidado! Es importante recurrir a un profesional para hacer uso de ese artificio.
