El término tsunami deriva del japonés cuyo significado es “ola del puerto. Corresponde a las ondas causadas por el desplazamiento de la corteza oceánica que empuja a la masa de agua hacia arriba, y el desplazamiento de la tierra y el hielo o impacto de un meteorito en el mar.
En general, un tsunami está formado por las anomalías que causan el desplazamiento de un enorme cuerpo de agua, tales como terremotos, movimientos de masas continentales de las erupciones volcánicas o meteoritos. Los tsunamis pueden ocurrir cuando hay repentinas formaciones geológicas en la superficie del mar, que se desliza en una masa de agua vertical. Gran parte de los tsunamis ocurren en el Océano Pacífico, sin embargo, nada impide que vuelva a ocurrir en cualquier lugar y momento.
Los tsunamis son olas gigantes cuyos cálculos señalan que pueden alcanzar más de 30 metros de altura y la velocidad increíble de un millar de kilómetros por hora. La formación de grandes olas produce también de terremotos continentales, un ejemplo fue el gran terremoto de Chile, lo que resultó en las muertes en Hawai, que, a pesar de la distancia, fue golpeado por las olas que migraron a través del Pacífico.
Este fenómeno natural es un peligro real y en muchos casos es difícil predecir cuándo se produce lo que impide preparar zonas de evacuación para que al menos se salven vidas, sin tener en cuenta las inevitables pérdidas económicas para el país afectado.
