Las vestimentas medievales sufrieron modificaciones e influencias sobre el paso de los siglos, derivadas de antiguos trajes romanos, germanos, celtas y galos. Básicamente, apenas aquellos que gozaron de poder económico y político se vistieron elegantemente. Los artesanos fabricaban las ropas a mano, con tejidos de algodón, piel o cuero.
El tamaño de ropa de los hombres varía según la ocupación en la sociedad, época y temporada. Los zapatos eran cerrados y puntiagudos; las camisas de mangas largas, usadas como primera pieza, originalmente fabricados con lana; las túnicas cerradas desde el cuello y apretadas en la cintura. Los hombres más pudientes decoraban sus camisas con hilos de oro. Monjes y personas pobres utilizaron modelos más lisos y menos elaborados.
En cuanto al visual, los peinados de varones eran poco variados; pelo rizado, caído sobre las orejas y barba corta; predomina sobre todo el cabello corto y los sombreros como distintivo social.
La ropa de la mujer era siempre larga y a menudo adornada con joyas de oro. Sus zapatos eran fabricados con cuero o en modelo de zuecos y sus túnicas fabricadas con tejidos finos, largas, con mangas estrechas cerca de la muñeca. Los guantes, bordados por mujeres ricas, raramente eran usados; su confección era considerada un secreto por un selecto grupo de artesanos que las fabricaban con excelencia y exclusividad.
Generalmente, ellas llevaban un peinado con el pelo dividido por la mitad y trenzas. El cabello también podía ser cubierto con un tejido bordado o red lateral. Ese modelo permitía la formación de rizos sobre las orejas. Los cabellos siempre debían ser largos, con excepción de las religiosas. Las mujeres casadas debían usarlos como una forma de identificación. Las jóvenes doncellas los llevaban sueltos, simbolizando pureza y fertilidad. Las trenzas adquieren volumen con apliques hechos de cabellos de difuntos.
Desde el siglo XIV, la ropa medieval sufrió cambios intensos. Los vestidos dejaron de ser ceñidos para ganar volumen y proporción al cuerpo. Se apreciaron también cambios en los peinados masculinos, como pelos cortos y ajustados, y el uso de barba comenzó a hacerse más frecuente. Los zapatos eran hechos con piel de cabra que cubría el pie hasta la rodilla.