Espontáneamente y con frecuencia los padres expresan el temor de que los hijos caigan en los caminos de la droga. La expresión de este sentimiento generalmente ocurre en la adolescencia, la etapa en que la labor preventiva ya debería haberse desarrollado. Este trabajo de prevención debe comenzar muy pronto, más concretamente entre los 3 y los 5 años, fase de desarrollo muy importante con respecto a las actitudes y comportamientos aprendidos por los niños.
En este grupo de edad, no tiene sentido hacer un discurso racional sobre el consumo de drogas, debiendo la prevención ser entendida como un proceso educacional para la salud, en que la importancia del cuerpo, de la salud y de la alimentación equilibrada debe ser ampliamente transmitida. Es importante destacar que, en esta etapa de desarrollo, tenemos un poderoso aliado para nuestra acción: la curiosidad natural de los niños. La famosa edad de los porqués debe aprovecharse para, de una forma simple, concreta y verdadera, esclarecer las dudas que el niño pueda presentar.
Uno de los mayores aportes que pueden dar los padres en la crianza de los hijos es ayudarles a quererse a sí mismos, a formar una autoestima sólida. Para ayudar al niño a desarrollar una buena autoestima es fundamental establecer una relación próxima y cariñosa, imponer límites y transmitir reglas claras de comportamiento. Cuando hablamos del bienestar infantil, acabamos siempre por tocar en la importancia de la definición de las reglas. Esta definición es fundamental para el niño saber hasta dónde puede ir, lo que le es permitido y lo que no, así como lo que es esperado y lo que no es esperado que haga. Las reglas deben ser consistentes y evolucionar a medida que el niño crece y los castigos resultantes de la violación de normas deben ser razonables y proporcionales, nunca ejerciendo violencia física. Hablar sobre estas cuestiones, aunque a primera vista pueda no parecerlo, es hablar en prevención del consumo de sustancias tóxicas.
Uno de los aspectos que más afligen a los padres actualmente y más sentimientos de culpa que generan es la falta de tiempo para estar con sus hijos. Cuando sea enfrentado con esta angustia, trate de hacer hincapié en que la calidad de ese tiempo es más importante que la cantidad de tiempo que pasa con los niños. Por lo tanto, es esencial reservar algunos momentos especiales en los que puede permanecer totalmente dedicado a él/ellos. Estas situaciones especiales son esenciales para construir lazos fuertes y aumentar momentos de compartir ideas, sentimientos y experiencias.
Los padres también deben hablar con los niños sobre la importancia de tomar buenas decisiones y entrenar con ellos la toma de esas decisiones, tomando como referencia los siguientes pasos: enfrentar a un problema; enunciar varias soluciones posibles; seguidamente hacer la lista de consecuencias positivas y negativas de cada una de ellas; y, por fin, escoger la mejor opción. Hablar con los niños sobre la importancia de aprender a decir no es otro aspecto importante que no debe ser ignorado por los educadores.
Como habrán notado, pocas veces se hace mención a la dependencia de drogas por considerar aquí que el problema esencial no son las drogas, son las personas, la manera en que se sienten, viven y eligen.