Aparición e historia del movimiento surrealista
El surrealismo surgió en Francia en la década de 1920. Este movimiento fue influido significativamente por la tesis psicoanalíticas de Sigmund Freud, que muestran la importancia del inconsciente en la creatividad del ser humano.
Según Freud, el hombre debe liberar su mente de la lógica impuesta por el comportamiento y las normas morales establecidas por la sociedad y dan rienda suelta a los sueños y al inconsciente. El padre del psicoanálisis, no sigue los valores sociales de la burguesía, por ejemplo, el estado, la familia y la patria.
El hito del surrealismo temprano fue la publicación del Manifiesto surrealista, hecha por el psiquiatra y poeta francés André Breton en 1924. En este manifiesto, fueron declarados los principios fundamentales del movimiento surrealista: ausencia de lógica, adopción de una realidad ‘maravillosa’ (superior), exaltación de la libertad de creación, entre otros.
Artistas vinculados al surrealismo, además de rechazar los valores dictados por la burguesía, llegarían a crear obras contenidas de humor, sueños, utopías y cualquier información contraria a la lógica.
Otros puntos de interés del surrealismo fueron la publicación de la revolución socialista de diario y el segundo Manifiesto surrealista, ambos de 1929. Los artistas del surrealismo que se destacaron más en la década de 1920 fueron: el escultor italiano Alberto Giacometti, el dramaturgo francés Antonin Artaud, los pintores españoles Salvador Dalí y Joan Miró, el cineasta belga René Magritte, el alemán Max Ernst, el español Luis Buñuel y los escritores franceses Paul Éluard, Louis Aragon, Jacques Prévert.
La década de 1930 se conoce como el período de expansión surrealista alrededor del mundo. Artistas, cineastas, dramaturgos y escritores de todo el mundo asimilaron las ideas y el estilo del surrealismo. Sin embargo, en los finales de los 1960 el grupo entra en crisis y termina por disolverse.
Artes plásticas
Fue a través de la pintura que mejor se expresaron las ideas del surrealismo. A través de la tela y la pintura, los artistas ponían sus emociones, su conciencia y representaron el mundo concreto bajo su interpretación.
El movimiento artístico se dividió en dos corrientes. El primero, representado principalmente por Salvador Dalí, trabaja con la distorsión y la yuxtaposición de imágenes conocidas. Su obra más conocida de este estilo es La persistencia de la memoria. En esta obra, aparecen relojes diseñados de tal manera que parecen estar derritiéndose.
Los artistas de la segunda vertiente liberan la mente y dan rienda suelta a la inconsciente, sin ningún tipo de control sobre la razón. Joan Miró y Max Ernst representan muy bien a este subtipo de surrealismo. Las pantallas vienen con formas curvas, las líneas de flujo y con muchos colores. Carnaval de Arlequín y Cantante melancólico, son dos pinturas de Miró que representa muy bien este filamento del surrealismo.
Literatura
Los escritores del surrealismo rechazan la novela y la poesía en los estilos tradicionales y representación de los valores sociales de la burguesía. La poesía y textos de este movimiento están marcados por la asociación libre de ideas, frases construidas usando palabras a partir de recortes de revistas y periódicos y muchas imágenes e ideas del inconsciente. El poeta Paul Éluard, autor de Capital del dolor y André Breton, autor de Amor loco, Nadja y Los vasos comunicantes, son representantes de la literatura surrealista.
Cine
Los cineastas también rompieron con el tradicionalismo cinematográfico. Demostraron una total despreocupación con la trama y la historia de la película. Los ideales de la burguesía son combatidos y los deseos no-racionales florecen. Dos películas representativas de este género de cine son Un perro andaluz (1928) y L’Âge D’Or (1930) de Luis Buñuel en colaboración con Salvador Dalí.
Teatro
El dramaturgo francés Antonin Artaud es el mayor representante del surrealismo en el teatro, a través de su teatro de la crueldad. Artaud, buscó con sus obras liberar al espectador de las reglas impuestas por la civilización y así despertar el inconsciente de la audiencia. Una de las técnicas utilizadas por el dramaturgo fue unirse a escenario y la audiencia, durante la realización de piezas. En el libro El teatro y su doble, Arnaud demuestra su teoría.
Su obra más conocida es The Cenci en 1935, donde se cuenta la vida de una familia italiana durante el renacimiento.
En las décadas de 1940 y 1950, los principios del surrealismo influyeron teatro de lo absurdo.