Stalker es una palabra inglesa que significa ‘perseguidor’. Se aplica a alguien obsesivo e intrusivo que acosa a otra persona que, en muchos casos, es una celebridad o alguien importante en su sistema de valores. El acoso puede llevar a ataques físicos y agresiones.
En Internet, la práctica ha entrado al campo virtual: el ‘cyberstalking’ es practicado con cualquier persona que despierte el interés del agresor y, a menudo, de forma impune.
La práctica de espionaje y persecución de alguien es denominada ‘stalking’. El término es utilizado desde la década de 1980 cuando había una obstinada persecución a los famosos. En muchos países, pasó a ser considerado un crimen dependiendo del sentimiento de la víctima en relación al stalker.
Las diversas redes sociales y los metabuscadores inteligentes proporcionan a los stalkers todas las informaciones que buscan sobre su objetivo. Las celebridades instantáneas, la sobreexposición de algunas personas y la cantidad de datos personales que hayan caído en la red facilitan y estimulan el comportamiento de las persecuciones virtuales.
No todos los casos de stalking llegan a convertirse en persecuciones. A menudo, sus propias redes sociales se configuran de manera que la información pueda ser vista por todos, y en estos casos, acechando la vida de otros no es una opción. Por lo tanto, el usuario debe limitar su privacidad.