El squash es un deporte de raqueta llevado a cabo a puerta cerrada (en interiores). Su nombre hace referencia a la pelota flexible (del inglés: squeezable) utilizada en el juego.
El juego consta de dos jugadores, o incluso cuatro, para partidos en parejas. Se utilizan raquetas y una pequeña pelota hueca hecha de goma.
Las reglas son simples. Dos jugadores alternan tiros en la pared frontal, que tiene tres líneas delimitadas. La primera, a 48 cm del suelo, corresponde a la red de tenis. Se pierde un para aquel jugador que acierte la pelote por debajo de esa marca. La última línea queda a 4,57 metros del suelo; lanzar la pelota por encima de esa línea es considerado como mala jugada. La pelota después de golpear en la pared frontal, puede tocar en los laterales y hasta en la pared del fondo de la cancha. Sin embargo, solamente debe golpear una vez en el suelo, cuando tiene que ser golpeada de nuevo por el adversario.
El deporte fue inventado en 1830 en la escuela de Harrow, como descubrimiento de sus estudiantes. Se dieron cuenta de que una raqueta perforada proporcionaba mayor impacto en la pared, lo que originaba una diversidad mayor de golpes y requería mayor esfuerzo por parte de los jugadores. Ganó popularidad en 1864, periodo en que el squash fue instituido oficialmente como deporte competitivo.
Las reglas del squash son conocidas internacionalmente, algunos cambios en el estilo de juego y en el equipo han surgido en función del país en el que se desarrolló.
La práctica deportiva del squash proporciona sensación de bienestar, ayuda a relajarse, revitaliza los huesos, mantiene los músculos sanos, reduce el riesgo de enfermedades como la hipertensión o la diabetes, y es un gran ejercicio aeróbico.