La sociedad maya tenía una organización muy diferente de otros imperios consolidado a lo largo del continente americano. La organización tenía una descentralizada. Los mayas dividieron el poder político entre las distintas ciudades-estado. En cada uno, un jefe, llamado ‘halach vinic’ gobernó la región en nombre de una deidad específica. Su poder se transmite en las familias y las oficinas administrativas principales que fueron delegadas por él.
Los funcionarios de la ciudad eran la nobleza y se desempeñaban en puestos de confianza. Entre otras funciones, este cuerpo de funcionarios debía controlar a los ejércitos, controlar la recaudación de impuestos y el cumplimiento de las leyes y directrices del gobierno.
Otro trabajo importante fue interpretado por los sacerdotes, que dirigió a los sacrificios y ofrendas durante las ceremonias religiosas. Además, el sacerdocio maya debía tener cuidado de la difusión de conocimientos técnicos y conocimientos dominados por la civilización.
A continuación, en la pirámide social, hubo un amplio estrato medio. Había artesanos y guerreros que participaron en el mantenimiento de importantes instituciones y la economía de los mayas.
Finalmente restaba la clase trabajadora responsable del cultivo de la tierra y la construcción de obras públicas. La obra que realizaron fue disfrutada por toda la sociedad, convirtiéndose así en el pilar de la economía maya.
En la parte inferior de la sociedad estaban los esclavos, sin derechos y muchas veces condenados a rituales de sacrificio en honor a algún dios. Los esclavos generalmente se obtenía mediante la conquista militar y la falta de pago de impuestos.