A finales del siglo XIX, los avances científicos y los cambios económicos no han alterado el marco democrático de la desigualdad social de la población europea. Ante esto, varios teóricos han desarrollado propuestas y tesis idealizando una sociedad igualitaria. Entre estos pensadores que discutieron las propuestas para la superación de los problemas sociales, se destacaron: Saint-Simon, Charles Fourier y Robert Owen. Ellos fueron llamados de socialistas utópicos, porque sus ideas fueron insertadas en el campo de lo imaginario y difícilmente podrían lograrse en realidad.
La teoría del francés Saint-Simon (1760-1825) fue un claro ejemplo de socialismo utópico. En el diseño racionalista de este autor, la transformación social sería dada a través de un convenio entre la burguesía y el proletariado en que el primero voluntariamente compartiría una parte de sus propiedades para la reducción de las desigualdades sociales. Así, los representantes de la élite entrarían en un acuerdo para el bien colectivo de la sociedad y colaborarían con el cambio social, distribuyendo parte de sus activos.
Charles Fourier (1772-1837) defendió la tesis de que debía crearse una cooperativa agrícola financiada por fondos públicos o privados, donde los trabajadores realizarían sus actividades de acuerdo a sus intereses. En estas cooperativas, también llamadas falansterios (o falanges), las personas no tienen la preocupación para producir excedentes para la comercialización, sino lo suficiente para satisfacer sus necesidades. Fourier estaba en contra de trabajar con la carga de trabajo largo y exhaustivo, como sucedió en las fábricas durante la Revolución Industrial que produjeron a gran escala con el fin de aumentar el capital.
El socialista utópico Robert Owen (1771-1858) postula que el mundo ideal sería uno donde la educación de los hombres estuviera en primer plano. Abogó por una armonía en las relaciones sociales en busca de alternativas para suprimir las contradicciones del sistema capitalista. Una de sus tesis fue en defensa de la reducción de la jornada laboral de los trabajadores, que no tenían tiempo para desarrollar otras habilidades excepto aquellas relacionadas con el sistema de producción.
Como puede verse, estos teóricos trataron de construir un modelo de sociedad ideal, sin contradicciones sociales generadas por el sistema capitalista. El hecho de que estos pensadores no hayan apoyado sus teorías en métodos más prácticos o científicos que explicasen los medios para alcanzar ese mundo ideal contribuyó para que fuesen designados como socialistas utópicos.
