Las angiospermas representan la gran mayoría de las plantas que vemos en nuestra vida cotidiana, siendo distribuidos en los más diversos ambientes y presentándose en varias formas y tamaños. Tienen como característica principal la presencia de flores, donde encontramos las estructuras reproductivas de las plantas. Así, tenemos las flores dotadas solamente del gineceo: sistema reproductivo femenino; otros géneros solo incluyen el androceo, que es el sistema reproductor masculino; y todavía hay flores hermafroditas, cuya mayoría desarrolla mecanismos que dificultan la autofecundación. El grano de polen es formado en el interior de la antera, en el androceo.
Por ser muchas veces vistosos y dotados de nectarios, las flores de las angiospermas atraen animales, como pequeños invertebrados, aves y murciélagos. Tales seres vivos, al entrar en contacto con varias flores de una misma especie, propician el encuentro de grano de polen con estructuras reproductivas femeninas. Así, la polinización de las angiospermas no ocurre únicamente por la acción del viento como en las gimnospermas.
Después de la polinización, el embrión se desarrolla, los tejidos se deshidratan y ambas estructuras forman la semilla. La pared del ovario se desarrolla en torno de la misma y forma el fruto, que es también una estructura característica en las angiospermas.
El fruto, que a menudo se presenta suculenta y sabrosa, sirve de alimento para animales que, después de ingerirlo, liberan las semillas junto con sus heces, propiciando su dispersión.
Hay, sin embargo, frutos con adaptaciones que permiten ser dispersadas por el viento; otros tienen las estructuras que los hacen capaces de flotar en el agua, siendo llevados por corrientes a largas distancias; o que propician que con pegarse en el pelo de animales y sean desplazados a nuevas regiones. Cuando la dispersión es hecha por animales, hablamos de zoocoria. Cuando el agua es el agente dispersor, se trata de hidrocoria. Ya la anemocoria es el término usado para la dispersión del fruto y semilla por el viento.
Las angiospermas también pueden reproducirse asexualmente. La formación de nuevas violetas a partir de hojas de individuos preexistentes es un ejemplo de propagación vegetativa. También existe reproducción asexual mediante injertos, las estacas, propagación vegetativa, entre otros.
