Los conceptos de ‘cansancio mental’, ‘desorden mental’ y ‘ataque de nervios’ se utilizan comúnmente, al nivel de sentido común, como sinónimo de depresión. Lo mismo puede decirse en relación con la tristeza, ya que a menudo las personas afirman estar deprimidas, cuando en realidad lo que están experimentando son sentimientos de infelicidad. Esta falta de rigor en el uso del término ‘depresión’ genera cierta confusión, ya que al ser triste y deprimidos son estados muy diferentes. Cuando la persona se encuentra triste puede mantener un estado de ánimo positivo, tener alguna esperanza y ver el lado positivo de las cosas, mientras que los deprimidos son incapaces, ni siquiera pueden tener una vida normal. Se trata de una situación clínica que, frecuentemente, requiere de medicación, seguimiento y tratamiento.
Los síntomas característicos de la depresión son: pérdida de energía o interés, estado de ánimo abatido, dificultad para concentrarse, cambios en el apetito y el sueño, baja autoestima, disminución de las actividades físicas y mentales y sentimientos de remordimiento o de fracaso. Para poder considerar que la persona está deprimida deben presentarse estos síntomas durante la mayor parte del día, al menos durante dos semanas. La depresión presenta, por lo tanto, cambios significativos en la situación anímica, pensamiento y comportamiento y de las sensaciones físicas
El trastorno del humor hace que el depresivo se sienta sin esperanza y sin vitalidad, no consiguiendo mantener saludable ningún área de su vida. En la depresión también está cambiando el contenido de los pensamientos, los cuales están centrados en su fracaso y baja autorrealización. A menudo hay ideas suicidas. A nivel de comportamiento, los deprimidos tienen dificultad para organizarse, se retraen socialmente, quedan más dependientes y pasan más fácilmente de la risa a las lágrimas. En términos físicos existen también varios síntomas que provocan un enorme malestar, tales como dolores de cabeza y dificultades digestivas.
Hay diversas formas y grados de severidad de la depresión, y la intensidad de los síntomas es variable tanto como diferentes tipos de personalidad pueden presentarse integrada a ella. Cuando es menor, el enfermo podrá realizar su trabajo, aunque la sensación de fatiga, tristeza, desinterés y tensión se pueda prolongar durante años, con gran desgaste físico y emocional. Muchas veces el diagnóstico de la depresión es dificultad porque se manifiesta por síntomas físicos, lo que conduce al enfermo a pensar que sufre algún tipo de enfermedad.
La distimia o trastorno depresivo de la personalidad es un buen ejemplo de un tipo de trastorno depresivo que a veces casi pasa desapercibido, porque, a pesar de la tristeza persistente durante mucho tiempo (por lo menos dos años), la persona cree que tiene que ver con su forma de ser. Hay, por tanto, una pérdida de autocrítica en relación a la enfermedad. La personas con distimia generalmente no buscará apoyo médico para tratar su estado.
Por último, sólo queda añadir que actualmente existen medios para el tratamiento de depresiones, tales como los antidepresivos y la psicoterapia. Por esta razón, si una persona presenta los síntomas descritos aquí, no debe dudar en buscar atención médica tan pronto como sea posible.