Durante el siglo XIX, Charles Darwin (1809-1882) investigó sobre la evolución de la vida y del origen humano. En 1831, cuando viajó a diferentes regiones del mundo se dio cuenta de que en Argentina había fósiles de especies gigantes que eran similares a las especies existentes en aquel momento; también observó algunas diferencias destacadas de acuerdo con la región en que fueron encontrados, dando lugar a la duda entre las semejanzas de las especies antiguas fosilizadas y de especies actuales.
En Ecuador, más precisamente en el archipiélago de Galápagos, hubo innumerables especies de aves ubicadas en diferentes regiones, lo que llevó a Darwin a pensar que tales diferencias partieron de un mismo ancestro que después de migrar para diferentes regiones con diferenciaciones climáticas y ecológicas, necesitó adaptarse a estas, originando nuevas especies.
Selección artificial y natural
Darwin comienza a sospechar de los descubrimientos acerca de la edad de la Tierra y de sus transformaciones, considerando que la evolución estaba relacionada a la selección natural permitiendo seleccionar la reproducción de especies a partir de características juzgadas deseables, lo que permitiría numerosas especies a partir de una misma raza. Su opinión, al respecto de la selección artificial, cambió cuando conoció las teorías de Thomas Malthus, quien afirmaba que el crecimiento poblacional de las especies seleccionaría los organismos con características más fuertes y ventajosas y que, a través de las mismas, conseguirían sobrevivir y dejar descendientes.
Con esta forma de pensar, Darwin cuenta entonces que el ambiente era responsable de selección de organismos — con características más fuertes y ventajosas y que a través de estas conseguirían sobrevivir y dejar descendientes.
Darwin no consiguió explicar el origen y las transmisiones de las adaptaciones ocurridas en especies, lo que generó mucha crítica a su estudio. En la actualidad, sabemos que no solamente por selección natural las especies evolucionan, sino también por mutaciones génicas y cromosómicas, por variedad genética, selecciones sexuales y otras.