Muchos países subdesarrollados, como India y México, han atraído cada vez más las atenciones de grupos empresariales extranjeros, interesados en conquistar el gran y creciente mercado consumidor urbano local. Para atenderlo, esas poderosas empresas transnacionales invierten cada vez más en sectores de la economía ligados a las actividades agrícolas, creando una agroindustria en esos países y la agricultura comercial moderna.
La instalación de la agroindustria en esos países subdesarrollados llevó a una acentuada especialización de la producción y de la comercialización de los cultivos, que pasó a utilizar recursos técnicos y financieros monopolizados por grandes grupos económicos.
Esos, a su vez, son atraídos por una gran disponibilidad de tierras fértiles y baratas. En esas tierras, surge una agricultura comercial moderna que se diferencia de las tradicionales plantaciones por atender a ese prometedor mercado interno. Además de eso, producen excedentes, que son beneficiados y dirigidos para algunos exigentes mercados situados en países desarrollados, como la Unión Europea y los Estados Unidos.