El sistema respiratorio tiene como función principal llevar a cabo el intercambio de gases, es decir, llevar oxígeno (O2) a las células y eliminar el dióxido de carbono (CO2) producido por ellas.
Características y funcionamiento del sistema respiratorio
La mayoría de las células de nuestro cuerpo utilizan O2 en el desempeño de sus funciones metabólicas. Este proceso tiene como resultado final la liberación de CO2. El exceso de dióxido de carbono es tóxico en nuestro cuerpo, por lo tanto, debe ser eliminado. Esto se realiza de forma rápida y de manera eficiente por el sistema respiratorio.
Por lo tanto, el sistema respiratorio ayuda a controlar el pH de la sangre, es decir, su acidez. También es responsable de nuestro sentido del olfato, al filtrar el aire que respiramos, por calentar y humedecer el aire inspirado, por la retirada de agua y calor del organismo y por la producción de sonidos.
Este sistema tan importante y vital para nuestro cuerpo se compone de los siguientes órganos: la nariz (responsable de la captura, filtraje y humedecimiento del aire inspirado), la faringe ( el aire pasa a través de él, después de pasar a través de la nariz), la laringe (retiene partículas de polvo que pasaron a través del filtro de la nariz), la tráquea (lleva el oxígeno a los bronquios), los bronquios (dos conductos que entran en los pulmones y, dentro de ellos, se dividen varias veces hasta quedar en tamaño microscópico cuando serán llamados de bronquiolos) y, finalmente, los pulmones (donde ocurre el intercambio de gases).
Problemas respiratorios
Los problemas respiratorios y respiraciones mal realizadas llevan a poca cantidad de oxígeno a las células y, como consecuencia, aumenta la cantidad de radicales libres dentro de ellas. Este hecho provoca una aceleración en el envejecimiento celular y hasta el desarrollo de cáncer. Ya una respiración bien realizada trae incontables beneficios, además de retardar el proceso de envejecimiento.