En 2009, el proceso electoral iraní, atrajo la atención internacional debido a la disputa entre Mahmoud Ahmadinejad, y el candidato ultraconservador a la reelección, y Mir-Hossein Mousavi, quien abogó por medidas de carácter liberal y declaró un discurso más suave con Occidente. Para muchos, la derrota del presidente Ahmadinejad fue una cuestión clave para un posible final de la conflictiva relación entre Irán y Estados Unidos.
Después de las elecciones, las autoridades políticas del país, declararon que Ahmadinejad logró ganar la reelección con un número significativo de votos. Poco después, los miembros de la comunidad internacional y los opositores internos pusieron en duda la legitimidad de los resultados publicados, alegando una serie de irregularidades durante el proceso electoral. Toda la agitación debe ser vista a partir del sistema político iraní que, a pesar de permitir el voto, no reproduce un régimen democrático.
La base del sistema político de Irán se basa en sus componentes, que promueven – a través del voto directo – la elección de representantes para ocupar los tres niveles de poder que manejan el Estado iraní. A diferencia de los regímenes republicanos de Occidente, el sistema iraní se apoya en las asambleas de carácter religioso y secular que dividen las funciones gubernamentales entre sí. De ese modo, Irán integra tendencias políticas de naturaleza teocrática y republicana.
Los votantes iraníes del sistema electoral son todos aquellos nacidos en el país que poseen una edad mínima de 15 años. Las mujeres y los ciudadanos en el exterior también pueden votar en la elección de los representantes políticos. Al votar, los iraníes determinan la formación del Parlamento, compuesto de 290 vacantes con función de hacer leyes, y en algunos casos, para determinar la extinción del mandato presidencial.
Por voto de los electores, el sistema iraní también determina la elección de presidente del Estado, considerada la figura de mayor autoridad en la jerarquía política. Bajo la autoridad del Parlamento, el órgano indica los ocupantes de los cargos ministeriales e interfiere en los proyectos de desarrollo económico de Irán. En los últimos años, los iraníes tienen su atención centrada en el uso de los recursos procedentes de la exportación de petróleo y la realización de un programa nuclear con fines industriales.
También por las competencias que definen la votación, los iraníes deciden quiénes son los representantes para formar la llamada Asamblea de Expertos. Elegido por un período de 8 años, 86 miembros de esta cámara son líderes religiosos que determinan la elección del Guía Supremo. Esta guía es alzado como el líder principal del gobierno iraní y tiene la importante tarea de educar al Consejo de los Guardianes de la Constitución.
El Consejo de los Guardianes de la Constitución es considerado como el principal instrumento para el mantenimiento de las leyes constitucionales y también expresa el interés del Guía Supremo. Los expertos son nombrados para investigar cada una de las aplicaciones que aparecen antes de que el proceso electoral llegue a término. En caso de que un candidato no sea considerado un defensor de la Constitución y la ley islámica, la Asamblea puede anular la solicitud, pues ningún representante debe representar una amenaza potencial a las instituciones existentes.
