El sistema linfático consiste en una red de capilares, similares a las venas, llamados de vasos linfáticos. Cuando la sangre pasa a través de los capilares, parte del líquido que lo compone va más allá de la pared celular y se extiende entre las células cercanas, nutriéndolas y oxigenándolas. Las células también realizan intercambios de sustancias con el medio y eliminan dióxido de carbono y excreciones en el líquido extravasado, llamado de líquido tisular. Gran parte del líquido tisular es reabsorbido por los capilares y reincorporado a la sangre. La parte del líquido extravasado no regresa al sistema circulatorio, siendo recogido por el sistema linfático. Los vasos linfáticos están distribuidos por todo el cuerpo, con la función de drenar el exceso de líquido que sale de la sangre y baña las células, filtrándolo y encaminándolo para la circulación sanguínea.
El líquido que circula dentro de los vasos linfáticos se llama linfa, que es un líquido blanquecino, de constitución similar a la sangre, diferenciándose sólo por la sangre no contener glóbulos rojos. Dos tercios de la composición de la linfa derivan del hígado y del intestino. Ella es compuesta también por leucocitos (glóbulos blancos) siendo que el 90% son linfocitos. Transportados por los vasos linfáticos, la linfa es filtrada en los linfonodos, también llamados ganglios linfáticos o nódulos linfáticos.
Los ganglios linfáticos son estructuras esponjosas que se encuentran en regiones estratégicas del cuerpo, para llevar a cabo su tarea primaria: filtrar la linfa. Los ganglios linfáticos, por tener canales con la presencia de leucocitos que identifican y destruyen sustancias y cuerpos extraños, filtran la linfa, eliminando todo y cualquier cuerpo extraño que ella pueda contener, como virus y bacterias. Cuando el organismo es invadido por microorganismos, los leucocitos presentes en los linfonodos que están próximos a la zona afectada identifican al invasor y comienzan a multiplicarse para combatirlo. Con ello, los linfonodos aumentan de tamaño, formando hinchazones llamadas linfadenitis.
Las amígdalas son órganos linfáticos que se encuentran en la entrada de las vías respiratorias y del tubo digestivo, con la función de detener la entrada de microorganismos invasores. Cuello, axilas e ingle también tienen ganglios linfáticos que filtran la linfa de las extremidades del cuerpo. En la pared del intestino también hay ganglios linfáticos que tienen la función de destruir y retener las partículas extrañas que penetran con los alimentos, o que son producidos por las bacterias que viven en el intestino.
El bazo es un órgano linfático rico en nodos de linfa y desempeña algunas funciones importantes como: filtrado de sangre con la destrucción de microbios, restos de tejidos, sustancias extrañas, células de la sangre desgastadas por eritrocitos, leucocitos y plaquetas, reacción a algunos agentes infecciosos, participando en la respuesta del sistema inmunológico y, por almacenar, hematíes, funciona como banco de sangre de emergencia, lanzándolas en la corriente sanguínea en momentos de emergencia.
Los linfocitos se originan en la médula ósea y alcanzan los órganos linfáticos a través de la sangre y la linfa.