Es a través de la ingestión de alimentos que nuestro cuerpo retira los nutrientes necesarios para construir nuevos tejidos y también realizar el mantenimiento del tejido dañado.
Este proceso sólo es posible gracias al sistema digestivo, que es responsable de convertir los alimentos que comemos en moléculas lo suficientemente pequeñas para penetrar en las células.
Las principales enfermedades y trastornos que afectan al sistema digestivo del ser humano son la úlcera péptica, el cáncer de estómago, el cáncer de colon, la pancreatitis, la gastritis, la gastroenteritis, y la estomatitis.
Órganos del sistema digestivo humano
Este sistema, responsable tanto de la digestión como de la absorción de los alimentos, está formado por la boca, el esófago, el hígado, la vesícula biliar, el estómago, los intestinos (grueso y delgado), recto y glándulas anexas.
Proceso de digestión
La digestión comienza en la boca donde la comida es triturada por los dientes y humedecida por la saliva. El sabor de los alimentos está determinado por las papilas gustativas (ubicados en la lengua). Es a través de las papilas gustativas que identificamos cuando un determinado alimento es dulce, salado, ácido o amargo.
A continuación, el alimento sigue por la faringe que es empujado para el esófago. El esófago, a su vez, a través de sus movimientos peristálticos, mueve el alimento hacia el estómago.
En el estómago el alimento es disuelto por el jugo gástrico, que es producido por factores estimulantes como la visión, el paladar, el olor, la masticación, el hambre, entre otros. Apenas el % de la digestión ocurre en el estómago.
Para llevar a cabo este proceso, el cuerpo utiliza un promedio de diez litros de agua. Es a través del intestino que la mayor parte de esta agua es reabsorbida. Apenas una pequeña parte de ella es usada para ayudar en el deslizamiento de las heces.