Claramente, el término segregación no deja dudas en cuanto a su significado más general, cuando buscamos en el diccionario: separación; división con el fin de evitar el contacto; aislamiento. Al traer la palabra para una discusión de cuño sociológico es inevitable pensar en las consecuencias negativas para la vida social, principalmente desde el punto de vista de las hostilidades y conflictos sociales generados por la segregación en sí. Podemos observar varios tipos de segregación a lo largo de la historia, los cuales fueron (y todavía son en algunos casos) motivados por los más variados factores.
Aunque sean muchas las circunstancias que pueden influir en la estructura de las relaciones entre individuos de diferentes grupos étnicos y raciales, por lo menos tres merecen destaque. La primera en relación al tamaño y al número de grupos, lo que es fundamental para distinguir en minorías o mayorías; la segunda circunstancia en cuanto a las diferencias entre esos individuos en el aspecto físico y cultural; finalmente, el tercer aspecto dice al respecto de la disputa por recursos y por mejores condiciones de supervivencia entre tales grupos, siendo que la mayoría desea, dentro de la estructura social, someter a las minorías, para tomar ventaja de ellas.
Si consideramos las diferencias entre individuos, en ella se encuadra la segregación racial, la cual delimita las diferencias físicas y, hasta cierto punto, también culturales. Obviamente, los demás factores como ser una minoría y estar en constante competición por recursos también deben ser tomados en cuenta. La segregación racial está fundamentada en la intolerancia generada, frecuentemente, por una visión etnocéntrica de una mayoría en detrimento de una minoría en un mismo territorio. El etnocentrismo vilipendia las formas de organización que difieren de lo que tiene por referencia, generando los prejuicios más diversos. Así, la construcción por el sentido común de algunos estereotipos (rotulación de determinados grupos) es, en cierta medida, un medio en el cual el preconcepto consigue sedimentarse.
La segregación racial no es un nuevo fenómeno social, estando presente ya entre las primeras civilizaciones, las cuales utilizaron organizaciones sociales regidas por castas y posteriormente estamentos. Sin embargo, en sociedad como India ese tipo de distribución social es una realidad todavía. En el siglo XX, el mundo pudo asistir a uno de los mayores genocidios ya vistos, fruto de la segregación racial y del preconcepto nacidos en el régimen nazi de Adolf Hitler, el cual se extendió por Europa y fue responsable de la muerte de millones de judíos en campos de exterminio.
Más allá de Asia y Europa podemos pensar en un ejemplo del continente africano. Aunque la segregación en ese continente tenga origen en el proceso de colonización, en África del Sur, a lo largo de décadas, prevaleció el llamado Apartheid, a través del cual se dividió a blancos (europeos) y negros (africanos) con amparo de una ley deshumanizada. Una porción significativa de población africana negra fue desprovista de diversos derechos civiles, sociales y políticos, es decir, alienados de su ciudadanía. Sin embargo, se daría más tarde también por la lucha política de Nelson Mandela.
De la misma forma, es válido citar otros conflictos, incluso generados menos por cuestiones de raza y diferencias étnicas, como los que sucede entre palestinos y judíos, las luchas por la emancipación del pueblo vasco en el continente europeo, la lucha entre católicos y protestantes en Irlanda, el preconcepto de franceses contra inmigrantes, además, de aquella segregación cultivada por norteamericanos en relación a latinos, árabes e inmigrantes en general.
Todavía sobre la segregación racial, es crucial discutir cómo Estados Unidos ha tratado y lidia con el preconcepto contra el negro. Para que pudiesen tener un presidente afroamericano, muchas luchas fueron necesarias, como la de Martin Luther King, del propio movimiento contracultural, del grupo político de las Panteras Negras, entre otros. Aun así, el preconcepto y segregación, en mayor o menor grado, persisten en aquella sociedad.
Si tomamos el ejemplo de América del Sur, la segregación racial contra los negros y los indios promovida por los blancos desde la época de la colonización fue decisiva en la formación de la sociedad sudamericana. El mito de las tres razas como explicación del nacimiento del hombre sudamericano no fue suficiente para acabar con el racismo. Con todo, vale la pena observar que, aunque el racismo no ha sido extinto y todavía existen desigualdades sociales alarmantes, no sobresale una segregación racial, étnica o religiosa tan destacada como en periodos históricos previos. Obviamente, no podemos desconsiderar aquellas naciones donde todavía prevalece la desigualdad hacia grupos minoritarios como mujeres, homosexuales e inmigrantes.
