Con la muerte de Oliver Cromwell, su hijo Richard, asumió el cargo de Lord Protector. Sin el reconocimiento del ejército, terminó siendo destituido, y el Parlamento convocó para legitimar el poder de los generales. Con el crecimiento de la movilización popular, las élites atemorizadas, comenzaron a articular la restauración de la monarquía.
En 1660, Carlos II, hijo del rey decapitado, puso en marcha la llamada “Declaración de Breda”, donde se comprometió a gobernar el mantenimiento de la tolerancia religiosa y el respeto por el Parlamento y las relaciones de propiedad existentes. Con el apoyo de Luis XIV, el “Rey Sol” de Francia, Carlos II se convirtió al catolicismo en público, provocando la reanudación de los combates por el Parlamento, que en 1679 adoptó el “Habeas Corpus”. Las acciones del Parlamento garantizaban a los ciudadanos la seguridad frente a los supuestos abusos del gobierno. A continuación, se publicó la “Ley de la Exclusión” (Exclusion Bill), que impedía a cualquier católico beneficiarse de los cargos públicos, incluido el rey. Con la muerte de Carlos II (1685), ascendió al trono a su hermano Jacobo II, que trató de dirigir el país de nuevo al catolicismo y el fortalecimiento de su poder en detrimento del Parlamento.
Carlos II
Entrando en un acuerdo secreto con Guillermo de Orange, el príncipe de Holanda y el hijo de Jacobo II, el Parlamento se movilizó contra el rey con el fin de darle el poder. Las tropas abandonaron a Jacobo II en junio de 1688 y Guillermo de Orange fue nombrado rey con el nombre de Guillermo III. Este episodio se conoce en la historia como la “Revolución Gloriosa”.
Sin derramamiento de sangre y representando un compromiso de clase entre los terratenientes y la burguesía Inglés, la Revolución Gloriosa había alienado a la gente, marginalizaba al pueblo además de demostrar que para acabar con el absolutismo no era necesaria la eliminación de la figura del rey, desde que ese aceptase someterse a las decisiones del Parlamento. Representando la transición política de una Monarquía Absolutista para una Monarquía Parlamentaria, la Revolución Gloriosa inauguraba la actual política inglesa donde el poder del rey está sometido al Parlamento.
La victoria de Guillermo de Orange
El nuevo rey aceptó la “Declaración de Derechos” (Bill of Rights) y asumió la corona en 1689, marcando el final del enfrentamiento entre el Rey y el Parlamento. Esta declaración de política de eliminar la censura afirmó el derecho exclusivo del Parlamento para establecer impuestos y derecho libre de presentar peticiones. También hacemos hincapié en la cuestión militar, donde el reclutamiento y el mantenimiento del ejército sólo serían admitidos con la aprobación del Parlamento.
Con la Revolución Gloriosa, la burguesía Inglesa se libera del estado absolutista que, con su intervencionismo era una barrera para acumular capital. Así, la burguesía, aliada con la aristocracia terrateniente, empezó a ejercer el poder político directo en el Parlamento, que se caracterizaba por la formación de un estado liberal, el buen desarrollo del capitalismo, que junto con otros factores, permitiría la temprana entrada en la Revolución Industrial a mediados siglo XVIII.