El sistema respiratorio abastece la sangre con gas oxígeno y retira de él dióxido de carbono, de forma que no existe exceso de gas carbónico en la sangre ni falta de gas oxígeno, lo que ayuda a mantener las condiciones ideales para que las células trabajen.
Otro sistema humano es el urinario, que retira constantemente urea de la sangre, que es un residuo formado por las células. Gracias a ese sistema, no hay acumulación de urea en sangre, que se mantiene en una concentración constantemente baja.
Ambos sistemas ayudan a mantener la homeostasis ambiental, que es el equilibrio de las condiciones internas del cuerpo (pH, temperatura, concentración de sustancias…) con el medio externo, de manera que proporciona el buen funcionamiento del organismo.
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