Los burgueses utilizaron a niños y mujeres como fuerza de trabajo en sus fábricas durante los comicios de la Revolución Industrial. En lo que dice al respecto de las mujeres, los burgueses preferían esa clase por el hecho de ellas aceptar diferencias salariales por los mismos trabajos que hombres realizaban, trabajando más horas por día ocupando la misma función o cargando con menor retribución económica. Respecto a los niños, también aceptaban poco dinero para ocuparse de las diversas funciones dentro de las fábricas, siendo mano de obra barata; asimismo, ayudaban en el sustento familiar con sus pequeñas ganancias.
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