Platón tenía aversión por los sofistas. Los sofistas vendían un conocimiento falso. Hacían que un argumento fuerte fuese débil, o uno débil fuese fuerte. En la antigua Grecia, ese poder de persuasión tenía un gran poder para quien aspiraba a algún cargo público, sin embargo, era el arte de la retórica, de hablar bien, y no tenía compromiso con la verdad, diferente de la filosofía, que pretendía la búsqueda de la verdad, y en esa búsqueda por la verdad, Platón utilizaba la dialéctica para alcanzar el verdadero saber filosófico.