Roma se convirtió en un gran imperio por el cual ganó sucesivos territorios (la entera península Itálica, el mar Mediterráneo, Cartago, Grecia, Egipto, Mesopotamia…) y al final ya no era una pequeña ciudad-Estado, sino que se convirtió en el mayor imperio de la antigüedad.
Los romanos desarrollaron un ejército militarmente preparado, así como recibieron otras poblaciones adquiriendo ventajas e ideas de varias otras civilizaciones.
Los dominios de los romanos crecieron a través de sus campañas militares favoreciendo también la adquisición de esclavos traídos de esas nuevas regiones del imperio y aumentando su dominio en el panorama geopolítico de la época clásica. Sus conocimientos en el campo militar y su expansión posibilitaron la formación del gran imperio.
