Represión es la acción para frenar, contener, disuadir, prevenir y castigar a una persona, un objeto, una idea o un deseo. En política la represión es una especie de acción pública, generalmente –pero no siempre-, tomada por parte del Estado para contener y callar las manifestaciones de la oposición, subversión y disidencias al régimen establecido.
En la seguridad pública, la represión es una estrategia central para la contención y la prevención de delitos, especialmente en el caso de la delincuencia organizada. En general, las acciones exitosas de la represión se acompañan con frecuencia de trabajo de inteligencia eficaz. La Inquisición, promovida por la Iglesia Católica entre los siglos XV y XVIII, fue una represión organizada que aunaba ampliamente la política con la religión.Los métodos de la represión política a menudo suelen incluir las prácticas violentas como la tortura, las palizas y ejecuciones hasta la pena de muerte. Otros métodos son más indulgentes y se basan en la censura por medio del arresto, obligación a exilio y toque de queda o disparar balas de goma y granadas de aturdimiento durante manifestaciones.
La represión política en los regímenes democráticos se utiliza dentro de ciertos límites impuestos por la ley del estado como una constitución. Estos límites pueden, por ejemplo, hacer que las acciones represivas por parte del Estado sólo sean aceptables en caso de peligro para el orden público, el caos social, las amenazas a la seguridad nacional o la integridad territorial o excepciones, como la ley marcial. De acuerdo a la ciencia política y sociología, en estos casos, el uso de la fuerza es legitimada por el hecho de que el Estado tiene el monopolio de la violencia, es decir, sólo él puede cometer actos violentos, todos los demás son ilegales e ilegítimos.
Ya en las dictaduras y los regímenes de poder, la represión puede variar desde el estado de recurso generalizado y virtualmente ilimitada aunque técnicamente clandestino.