Guardenos Dios de etcetera de e…

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    Guardenos Dios de etcetera de escribano y de quid pro quo de boticario.
    Del uno porque bajo sus etceteras, al igual que en la letra pequeña de los contratos, se escondia con frecuencia la verdadera almendra del escrito, y del otro, porque los lapsus farmacopeicos solian costar caro al sufrido paciente.