Clásico contemporáneo encomiable, Rebelión en la granja es una obra literaria lanzada en 1945. Su autor, Eric Blair, más conocido por el pseudónimo de George Orwell, aunque era socialista, no sentía pudor al criticar el comunismo cuando se consideraba necesario. De la misma manera, y con el enfoque crítico atacó el capitalismo.
En el libro Rebelión en la granja, el autor narra la historia de animales de un corral, que fueron oprimidos por la forma totalitaria de su propietario. Unidos, los animales pasan a la planificación de una revolución de clase. El sufrimiento de los años combinado con las nociones libertarias, dirigieron a los rebeldes a la victoria. Más tarde, con el poder debidamente centralizado por los animales, era hora de trabajar.
Los dos líderes cerdos muestran que tienen diferencias ideológicas. Uno de ellos, el más truculento, destierra a su compañero y gana el embrollo. Desde entonces, la revolución es lamentablemente tergiversada y los animales poco a poco vuelven a vivir bajo un régimen autoritario y repulsivo dolorosamente. Una de las frases del libro ejemplifica el lema de la distorsión del movimiento iniciado con los mejores intenciones: “Todos los animales son iguales pero algunos animales son más iguales que los demás.”
Con la caída del hombre malvado, pasa a los cerdos llevar la granja, por lo que se convierten en una casta privilegiada. Al final, el cuento magnífico revela que ya no era posible saber quién era quién era el hombre y quien el cerdo.
Después de leer esta metáfora, es imposible no ser referido al fenómeno revolucionario nacido en la Rusia zarista en 1917. La revolución siguió un desarrollo similar a la obra, con la posterior disputa entre los líderes Vladimir Stalin y Trotski que mantenían fuertes diferencias.
Stalin pasó a ser el líder de Rusia administrando la URSS habiendo superado muy por encima a su colega Trotsky. Así, podemos concluir que el caso del régimen estalinista de Rusia ciertamente queda inspirado en la obra de Orwell.