A medida que la tecnología ha avanzado, Europa comenzó su camino hacia los logros económicos y tecnológicos en el planeta. Entonces comenzaron a surgir las ideologías que justifican la dominación de Europa frente a otras regiones.
Entre estas nuevas ideas, las doctrinas y su inadecuada interpretación eran las que alegaban la existencia de razas superiores en Europa. Según se informa, aquella raza era destinada por Dios y tenía el poder para dominar al resto de razas que no fuesen europeas, por lo tanto, consideradas como inferiores.
Fue durante la expansión portuguesa y española en América cuando surgió la idea equivocada de buscar una sustentación ideológica influenciada por la religión de que los indios no eran seres humanos. Para los colonos, los indios eran animales, y por lo tanto se justificaba por Dios su explotación para trabajar, por lo que fueron aceptadas socialmente las torturas a las que fueron sometidos, extendiéndose luego esta creencia para la raza negra.
En América Latina, los negros solían ser traídos para convertirse en esclavos y estar sometidos a tareas de agricultura como las plantaciones de cañas de azúcar. La iglesia católica estaba en contra de la tortura de los amerindios y quería catequizarlos para así lograr nuevos adeptos para su religión. La Iglesia estaba opuesta a la esclavitud negra, y sin embargo algunos pensaban que los negros no tenían almas. Para la esclavización negra se daban numerosas justificaciones entonces: la convivencia con las enfermedades de los blancos y de sus animales y la motivación financiera pues el tráfico de esclavos era una de las mayores fuentes de riqueza del periodo colonial dado que no planteaba costos por la mano de obra.