Este gran personaje de la historia nació en Córcega, en 1769. Todavía muy joven, con sólo diez años, su padre lo envió a Francia a estudiar en una escuela militar.
A pesar de todos los desafíos que encontraría allí, Napoleón Bonaparte siempre se mantuvo muy determinado. Su compromiso y determinación lo hicieron teniente de la artillería del ejército francés a la edad de 19 años.
La Revolución Francesa (1789 a 1799), era una oportunidad perfecta para Bonaparte lograr su objetivo. Llegó a ser general por 27 años, saliendo victorioso en muchas batallas en Italia y Austria.
Su estrategia consistía en hacer que sus soldados se considerasen invencibles. En el año 1798 siguió en barco a Egipto, con el propósito de sacar a los británicos fuera de la ruta a la India.
Era muy querido por sus soldados y por gran parte del pueblo francés. Su poder era absoluto tras ser nombrado cónsul.
En el año 1804, Napoleón finalmente se convirtió en emperador. Con el poder total en las manos, formuló una nueva forma de gobierno y también nuevas leyes.
Con el fin de alcanzar y derrotar a los británicos, Bonaparte ordenó un bloqueo continental que había tenido la intención de prohibir el comercio con Gran Bretaña.
En el año 1812, el general francés atacaría Rusia, sin embargo, a diferencia de sus otras confrontaciones, resultó ser un completo fracaso. Después de salir de Moscú, el pueblo alemán decidió luchar para recuperar su libertad.
Después de ser derrotado, Napoleón se vio obligado a buscar el exilio en la isla de Elba. Sin embargo, escapó de esta región, en 1815, regresando a Francia con su ejército e instaurando su gobierno de cien días en Francia.
Después de ser derrotado nuevamente por los ingleses en la batalla de Waterloo es enviado al exilio en la isla de Santa Helena, donde murió el 05 de mayo de 1821 rodeado de misterios.