Los ojos son bolsas membranosa cavidades llenas de líquido incrustadas en el hueso del cráneo, las órbitas oculares. A estos están asociados varias estructuras acompañantes tales como los párpados, las cejas, la conjuntiva, los músculos y el aparato lacrimal.
Cada ojo gira suavemente dentro de su órbita. Este movimiento es controlado por tres pares de músculos que siguen tirando del globo ocular. El movimiento de los ojos se ve limitado por el nervio óptico, un haz de fibras nerviosas que parte de la zona interna del globo ocular en el cerebro, que pasa a través de una abertura en la parte inferior de la órbita ocular.
El buen funcionamiento del ojo está garantizada por la secreción continua de fluido lagrimal por la glándula lagrimal, junto con los canalículos lacrimales, el saco lagrimal y el conducto nasolagrimal, que forman parte del aparato lagrimal.
Las lágrimas producidas por las glándulas lagrimales se difunden a través de los conductos, la conjuntiva en la superficie de la córnea. A través del punto lagrimal, los canalículos lacrimales penetran en la lágrima que llevar el saco lagrimal y de allí al canal nasolagrimal.
