La desertificación es un fenómeno en el que un suelo determinado es convertido en desierto, a través de la acción humana o por proceso natural. En el proceso de desertificación la vegetación disminuye o desaparece totalmente, a través de la deforestación. En tal proceso, el suelo pierde sus propiedades, haciéndose infértil, es decir, con incapacidad de producir nuevos cultivos.
En las últimas décadas ha tenido lugar un incremento significativo del proceso de desertificación en el mundo. Actualmente las principales zonas afectadas por la desertificación son oeste de América del Sur, Oriente Medio, sur de África, noroeste de China, sudoeste de los Estados Unidos, Australia y sur de Asia.
La desertificación plantea varios problemas y daños al ser humano. Con la formación de zonas áridas, la temperatura aumenta y disminuye el nivel de humedad del aire, dificultando la vida del ser humano y otros seres vivos en estas regiones. Con el suelo infértil, el desarrollo de la agricultura también es perjudicado, disminuyendo la producción de alimentos e intensificando el hambre y la pobreza entre sus habitantes.
El medio ambiente también se ve afectado con este proceso. La formación de desiertos elimina las vidas de miles de especies de animales y plantas, pues modifica radicalmente el ecosistema de la región afectada. La desertificación también favorece el proceso de erosión del suelo, pues las plantas y árboles no existen más para sostener el suelo.
Principales zonas afectadas por la desertificación
- Áreas degradas por la práctica pecuaria (cría de animales)
- Áreas degradas por la práctica de agricultura de secano (no contribuida con agua)
- Áreas degradas por el pastoreo de animales de granja
- Áreas degradas por irrigación
¿Sabía usted?
El 17 de junio es el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía. Su objetivo es concienciar a la población sobre los peligros de la sequía y la escasez de recursos hidrológicos en tierras secas, destacando la importancia de preservación de suelos saludables.
