Un término muy utilizado en el ámbito del derecho penal es el Hábeas Corpus, procedente del latín hábeās corpus [ad subiiciendum] y traducido como ‘que tengas [tu] cuerpo [para exponer] ’. Su expresión latina era utilizada en los escritos pidiendo la liberación de un preso durante la Edad Media.
El término se formalizó en 1215, cuando se impuso al rey Juan Sin Tierra, a la Magna Carta Libertatum, limitando los poderes reales e iniciando el proceso de origen de las Constituciones a lo largo de la historia.
El Hábeas Corpus es una garantía constitucional otorgada. De acuerdo con la Constitución, es una institución jurídica que garantiza beneficios a quienes sufren amenazas con violencia o coacción en su libertad de movimiento, por ilegalidad o abuso de poder. En España, surge en el derecho histórico del país como un recurso de manifestación de personas del Reino de Aragón en el Fuero de Aragón de 1428. Su incursión en América Latina es tardía, siendo reconocido como instrumento en legales en países como Brasil solamente a fines del siglo XIX.
Este instrumento puede ser requerido por cualquier persona que piense que se está violando su derecho a la libertad. Para preparar un Hábeas Corpus, no es necesaria la presencia de un abogado. Este mecanismo es informal, ya que no es necesario ningún tipo de documento para quien lo solicite, incluso puede ser impetrado en cualquier simple hoja de papel.
Una persona que sufre la amenaza a sus derechos a la libertad no se puede adherir directamente a su Hábeas Corpus, aunque la garantía puede ser realizada por cualquier tercero, incluso sin la autorización expresa del acusado. Normalmente, siempre que es presentado este recurso, un juez emite una orden preliminar para devolver al reo fuera de cualquier retención autoritaria y respondiendo al proceso en libertad.
