Partido Socialista Obrero Español (PSOE) es un partido político de España fundado en 1879. En la actual legislatura 2011-2015, es el principal partido de la oposición. Forma parte del Partido Socialista Europeo.
Ideología del PSOE
El PSOE se fundó con el propósito de representar los intereses de las nuevas clases trabajadoras, nacidas de la Revolución Industrial. Cambió su base teórica desde su fundación, adaptándose a las circunstancias históricas del contexto europeo. En 1979, bajo la dirección del entonces secretario general Felipe González, abandonó las tesis marxistas.
Actualmente, el partido se encuadra ideológicamente entre los partidos socialdemócratas europeos.
Orígenes del PSOE
El PSOE se fundó clandestinamente en Madrid, el 02 de mayo de 1879, a partir de un núcleo de intelectuales y trabajadores (fundamentalmente tipógrafos), encabezados por Pablo Iglesias. Es, por tanto, el segundo partido español más antiguo, siendo superado apenas por el Partido Carlista, fundado en 1833.
El primer programa del nuevo partido político fue aprobado en una reunión de 40 personas, el 20 de julio de 1879.
El PSOE fue así uno de los primeros partidos socialistas fundados en Europa, aunque nunca consiguió representación parlamentaria hasta el 08 de mayo de 1910, cuando la conjunción republicano-socialista permitió a Pablo Iglesias obtener 40 899 votos, obteniendo el título de diputado a las Cortes. Iglesias fue re-elegido en 1914, con 21 956 votos, en la víspera del asesinato de Jean Jaurès; en esta ocasión representaron Oviedo. En 09 de abril de 1916 otra vez reelegido con 18 054 votos; en las elecciones del 24 de febrero de 1918 obtuvo 27.694 votos y por primera vez fue acompañados otros socialistas: Julián Besteiro, Andrés Saborit, Francisco Largo Caballero, Daniel Anguiano e Indalecio Prieto – perseguido en 1917 por su participación en una huelga general revolucionaria.
Ha estado presente en la vida pública española desde su fundación, con una participación directa en la lucha revolucionaria contra el régimen, como la huelga revolucionaria de 1917, reprimidos en Vizcaya, Asturias y Madrid.
Así mismo, el PSOE fue el único partido permitido en permanecer en la legalidad durante la dictadura de Primo de Rivera. Porque aunque Pablo Iglesias firmó el manifiesto contra la dictadura del 13 de septiembre de 1923, como Presidente del partido y de la UGT, había una divergencia en la parte interna como la postura frente al régimen militar. Por otro lado, Largo Caballero y Andrés Saborit eran partidarios de una cierta colaboración para garantizar el funcionamiento del sindicato; Indalecio Prieto y Fernando de los Ríos se opusieron a esta colaboración. La crisis terminó con la dimisión de Prieto de la Junta Ejecutiva, tras el nombramiento de Largo Caballero como consejero del Estado de Primo de Rivera.
Con el advenimiento de la segunda República, el gobierno del PSOE compuso el primer bienio. Durante el segundo período (o el ‘período negro’) algunos líderes del partido se involucraron en los acontecimientos revolucionarios en Asturias, conocido como revolución de 1934; y después de iniciada la Guerra Civil el PSOE no llegaría a componer gobierno. Durante este período, Largo Caballero fue nombrado presidente del partido.
El PSOE fue colocado en la ilegalidad por la facción franquista durante la Guerra Civil, al igual que todos los otros partidos políticos y organizaciones, con la excepción de los pertenecientes al Movimiento Nacional (el partido único Falange Española) y al sindicato vertical de la Central Nacional Sindicalista.
El partido socialista fue oficialmente prohibido por Franco en 1939. Sólo fue legalizado otra vez en 1977. Muchos socialistas permanecieron en el exilio durante la dictadura. En España, el PSOE tenía una actividad clandestina, inferior que el Partido Comunista de España (PCE).
Después de la transición democrática
La renovación ideológica y política comenzó a principios de 1970 y terminó en el Congreso de Suresnes (1974), dirigida por Felipe González y con el apoyo de una nueva generación de socialistas y la solidaridad de la Internacional Socialista. Esa situación puso al PSOE como protagonista activo de la transición y le permitió convertirse en una fuerza determinante en las primeras elecciones democráticas, en 1977. El apoyo obtenido por socialistas y por otros que proponían un proceso de reconstrucción y no apenas de reformas de las instituciones dictatoriales. El PSOE, con sus propias contribuciones y algunas renuncias a algunos de sus antiguos postulados (como su tradición republicana) contribuyó decisivamente para alcanzar el consenso del cual surgiría la actual constitución española de 1978.
Estando en la oposición, colaboró con el desarrollo inicial de la misma y articuló una alternativa política de la cual se nutrirían muchos de sus futuros proyectos. Este apoyo al desarrollo constitucional no impidió el ejercicio de una política de oposición sumamente durante contra el gobierno de la Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez, que gobernaba con mayoría. Como oposición al UCD, el partido adopta una posición marcadamente contraria a la entrada de España en la OTAN, siendo frecuente encontrar dirigentes socialistas en manifestaciones y marchas contrarias a la OTAN.
En el XXVII Congreso federal, celebrado en mayo de 1979, se propuso a través de Felipe González el abandono del marxismo. La propuesta fue derrotada, lo que llevó a González a no presentar su candidatura a la reelección del Secretario General y la consiguiente formación de una comisión encargada de organizar un congreso extraordinario. Este congreso se llevó a cabo el 28 de septiembre del mismo año, y Felipe González fue reelegido con amplia mayoría, aprobándose el definitivo abandono de la tesis marxista.
Tras el intento de golpe de 1981 y el proceso de descomposición dentro de UCD, el PSOE aseguró su posición como un gobierno alternativo. Así, en las elecciones generales anticipadas celebradas el 28 de octubre de 1982, después de un intervalo de medio siglo, el partido socialista volvió al gobierno con una victoria electoral histórica (más 10 millones de votos, o 48,7%).