El propoleo (gr. própolis) es un producto que las abejas recolectan directamente de las coníferas de la región. Es una sustancia resinosa alterada por la acción de las enzimas contenidas en su saliva. El color, sabor y aroma del propoleo varía según el origen botánico de la miel.
Los griegos llamaban própolis a las puertas de una ciudad y significa originalmente en defensa de la ciudad, en este caso, de la colmena. Poco tiempo después, Plinio empleó la palabra en latín para dar nombre a la cera – extraída de la pulpa de los árboles – con la cual las abejas recubren la entrada de sus colmenas a fin de protegerlas contra hongos y bacterias.
Las propiedades antibióticas y fungicidas de esta sustancia eran conocidas desde la más remota antigüedad. Existen registros del uso del propoleo por los sacerdotes egipcios y por médicos romanos y griegos, así como algunas culturas de América del Sur.
Su composición es de un 55% de resinas vegetales, 30% cera de abejas, 8 a 10% de aceites esenciales y 5% de polen aproximadamente.
La diferencia entre los tipos de propóleos está vinculada al tipo de abeja que la produce, así como a su origen botánico como ya fue indicado. De los más de 200 compuestos químicos ya identificados en este producto, podemos citar elementos flavonoides, ácidos aromáticos, terpenos, aldehídos, alcoholes, ácidos y ésteres alifáticos, aminoácidos, esteroides y azúcares.
Uso en la colmena
El propoleo es usado por las abejas de diversas formas:
Para proteger la colmena de intrusos y del frío, manteniendo la temperatura ideal para sus crías y disminuyendo el tamaño de la entrada.
Para desinfectar el interior de la colmena y los alveolos donde la abeja reina coloca sus huevos.
Cuando un intruso es abatido y no puede ser retirado del interior de la colmena, las abejas cubren al intruso con propoleo, evitando que su putrefacción contamine el nido.
Fue recientemente demostrado que las abejas podían sobrevivir por más tiempo cuando habían usado la própolis para sellar la colmena. Eso es porque probablemente la própolis, hecho de un 50% de resina, contiene bastantes moléculas con funciones antibióticas.
Uso por el hombre
El propoleo posee diversas propiedades biológicas y terapéuticas.
Desde la antigüedad, el propoleo ya fue utilizado como medicamento popular en el tratamiento de heridas e infecciones. Las historias de las medicinas de civilizaciones como la china, tibetana, egipcia y grecorromana son ricas, todas conteniendo en sus antiguos escritos centenas de recetas donde se incluye la miel, el propoleo, las larvas de abejas y a veces las mismas abejas, para curar o prevenir enfermedades. El propoleo ya es conocido como un poderoso antibiótico natural.
Hoy en día, el propóleos se utiliza con más frecuencia en la prevención y el tratamiento de heridas e infecciones de la boca, así como antifúngico. Estudios más recientes indican una acción eficaz de algunos de sus compuestos activos con acción inmunoestimulante y antitumoral.